El plan de Flick con Gavi

Extrañó, y mucho, la ausencia de Gavi el miércoles en la vuelta de semifinales de Copa contra el Atlético de Madrid en el Metropolitano. No tanto su suplencia -Fermín fue el escogido por Flick para reforzar el mediocampo-, sino que no jugara ni un minuto, sobre todo porque teóricamente el ecosistema era el ideal para el de Palacios, un jugador que nunca negocia la intensidad en todas y cada una de sus acciones.

Sin embargo, según ha podido saber AS, todo estaba pautado y consensuado entre los técnicos y el futbolista. En un principio, su salida al campo sólo se hubiera producido en el caso de que el partido hubiera acabado en empate y se necesitara una prórroga. La idea era que jugara unos 30 minutos como máximo, por lo que se dejaba abierta la posibilidad de su entrada para dar un nuevo impulso al equipo de cara a ese tiempo ‘extra’. Asimismo, según explicó ‘Rac 1′, el jugador notó unas leves molestias en la rodilla durante el calentamiento, por lo que se acabó descartando su entrada al terreno de juego.

Y es que en el vestuario se gestionan muy bien los esfuerzos de todos los futbolistas, y más de aquellos que vienen de una lesión muy larga, que les ha obligado a hacer un parón de casi un año, como es el caso del sevillano. Hay que recordar que regresó a finales de octubre del año pasado, con la necesidad de recuperar el tiempo perdido. Sin embargo, los servicios médicos le dejaron muy claro que el proceso de readaptación no iba a ser fácil: necesitaría un tiempo prudencial para recuperar las sensaciones de antes de la lesión, así como también la plena confianza y seguridad mental. Ese tiempo prudencial fue fijado entre cuatro a cinco meses después de recibir el alta.

De hecho, tras el último parón de selecciones, Gavi jugó su primer partido completo tras la lesión, ante el Osasuna en Montjuïc, con muy buenas sensaciones. Tres días después, contra el Girona, volvió a estar en el once, jugando 66 minutos. Dos partidos que sirvieron como test para evaluar su estado real y que superó con nota alta. Sin embargo, el riesgo de una lesión de estrés por exceso de actividad, al jugar tres partidos en menos de una semana, estaba presente, por lo que se aconsejó moderar los minutos en el tercer partido. De ahí, que en la vuelta de la Copa se apostara por Fermín en el once y posteriormente por Eric. Si el partido no hubiera tenido el componente de una prórroga, seguramente el elegido hubiera sido Gavi y no Eric en la segunda parte, pero Flick fue prudente a la hora de asumir la decisión.

Al final del partido, y con el pase a la final en las manos, se pudo ver cómo Gavi se dirigía a Flick para fundirse en un emotivo abrazo, mientras le explicaba que ya estaba preparado para el próximo partido. Así pues, el sábado ante el Betis en Montjuïc, todo apunta que el aficionado culé podrá volver a disfrutar de la intensidad y el coraje del sevillano en el campo.

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