El pasado blanquivioleta del Alberto Marí, el ‘nuevo’ punta de Baraja
El flamante debutante con el primer equipo del Valencia militó en la cantera del Real Valladolid. Como él, antes jugaron en Primera su padre y su hermano.
Cuando Rubén Baraja miró a sus espaldas en el Martínez Valero, señaló tres veces hacia jugadores del Valencia Mestalla. El “tú, tú y tú” favoreció el debut de Alberto Marí, máximo goleador del filial, autor de once dianas en lo que va de curso y, ante la lesión de Marcos André, el futbolista llamado a participar en la dinámica del primer plantel valencianista que ha de buscar la permanencia. El delantero disfrutó de una ocasión prácticamente en su primer contacto, demostrando ese hambre que le ha llevado a la máxima categoría y que podría enfrentarle este jueves a su pasado.
Y es que el punta ilicitano militó en la cantera del Real Valladolid en la temporada 2017-18, cuando era juvenil de primer año, siguiendo los pasos de su hermano Miguel, que había recalado en Los Anexos un año antes. Con él en las filas blanquivioletas, el Juvenil B volvió a ganar, una década después, la Liga Nacional. Estético, con un perfil más próximo al de un segundo punta, Marí tuvo un buen rendimiento, a pesar de no llegar a hacerse con la vitola de indiscutible. No en vano, mostró su olfato marcando nueve goles, que le sirvieron para debutar en División de Honor de la mano de Víctor Fernández (en un choque contra el Real Madrid, en Valdebebas, en el que compartió formación con Salisu).
Como llegó, de la mano de su hermano, Alberto se marchó al Eibar, donde siguió marcando goles en los dos años que militó en la máxima categoría juvenil: hasta la veintena llegó antes de dar el salto al filial, en una campaña, la 2020-21, en la que el Valencia llamó ya a su puerta. Como tenía contrato, no pudo darse un fichaje que se materializó durante el verano de 2021. Con el Mestalla fue parte activa del ascenso a Segunda RFEF, donde se ha producido su eclosión definitiva, con once goles con el cuadro de Miguel Ángel Angulo previos a su estreno en Primera División.
Tercero en Primera de la saga Marí
Curiosamente, este estreno se produjo en Alicante, en su casa. Donde juega su hermano Miguel, para quien fue su primera camiseta, con el dorsal 46 a la espalda. Para aquel a quien siguió a Valladolid y Eibar y quien sigue jugando, en el Intercity alicantino de la Primera RFEF, donde cumple su sexta temporada en la categoría de bronce del fútbol patrio. Entremedias, como armero, Miguel debutó también en Primera, a las órdenes de José Luis Mendilibar, confirmando el paso atrás que dio cuando le dirigía Rubén Albés, hoy entrenador del Albacete, quien convirtió al fino mediapunta que era en un jugador capaz de desenvolverse como mediocentro, con una gran capacidad creativa.
Alberto y Miguel, con todo, son la segunda generación de los Marí que alcanza la élite, ya que su padre, José Miguel Marí, militó durante una temporada con el Hércules en Primera División en la década de los 90. Con el cuadro herculano consiguió el ascenso en la 1995-96 y disputó 24 partidos en la última ‘Liga de los 22′, Al contrario que ‘los niños’, papá era portero, y compartió vestuario con Peter Rufai, el príncipe nigeriano aquel que militaría más tarde en el ‘SuperDepor’.