El nuevo Burgos de Bolo genera las primeras dudas
Ha encajado seis goles en cuatro partidos y suma la mitad de los puntos que hizo en la pasada temporada en las primeras cuatro jornadas.
El director deportivo del Burgos, Michu, lo anunció desde la llegada de Jon Pérez Bolo al banquillo burgalés “el equipo será más atrevido, generará más ocasiones, pero también recibirá más goles”.
Está claro que es pronto para valorar con dosis de realidad de las diferencias entre ambos proyectos, el de Calero y el de Bolo, pero se ven rasgos llamativos tras la disputa de las cuatro primeras jornadas del campeonato liguero.
El Burgos en la pasada temporada, a estas alturas, había sumado ocho puntos con dos victorias y dos empates y no había recibido ningún gol, pero solamente había marcado dos. De esta manera, había rentabilizado al máximo su eficacia goleadora. Pero esta temporada ha conseguido marcar cinco goles en cuatro partidos, aunque solamente ha sumado cuatro puntos, la mitad que en el pasado ejercicio.
Donde la diferencia es abrumadora es el aspecto defensivo, ya que el año pasado no había recibido ningún gol en contra y en esta temporada ya suma seis, con una defensa similar a la del año pasado en la que continúan Córdoba, Grego Sierra, Matos, Elgezabal, Gaspar y Navarro.
El atrevimiento y la valentía en ataque hacen que el equipo sea más vulnerable en defensa, sin duda la mayor deficiencia de un equipo que genera muchas ocasiones, pero queda más desprotegido en la retaguardia.
La forma de perder en El Molinón cuando el equipo tenía un empate en el bolsillo ha abierto el debate sobre si es necesario arriesgar tanto en una categoría en la que los errores se pagan muy caro.
De otro lado, el club ha alcanzado la cifra de 9.000 abonados y se queda a un millar del objetivo marcado a principio de temporada de sumar diez mil adeptos a la causa blanquinegra.