El grito de Frenkie de Jong
El neerlandés, en medio del ruido que le rodea, supo aislarse, jugó a su manera sin corsés tácticos, y le dio energía al Barça. Su futuro sigue siendo una incógnita y su relación con Xavi pasa momentos difíciles.
Aunque empezó algo alborotado, con varias pérdidas de balón fruto de la fogosidad y de las ganas que tenía de comerse el césped, Frenkie de Jong se acabó convirtiendo, probablemente, en el mejor jugador de campo del Barça en los casi 40 minutos (entró en el 60′ más el descuento) que estuvo sobre el césped. Las condiciones del partido le ayudaron porque jugó ocupando prácticamente todo el frente del centro del campo. Empezó como volante derecho, luego pasó a la izquierda y terminó como pivote, superando líneas enemigas apoyado en ese traslado de balón en el que es un jugador único. De Jong disfruta mucho más en partidos con ritmo alto y se pierde en ocasiones en el juego posicional cuando, colocado como interior, se le limita al juego de dos toques y le cuesta darse la vuelta y filtrar el pase decisivo.
Harto del ruido de todo el verano, y de que Xavi haya dado luz verde a su salida, dio la sensación de que De Jong decidió actuar como solista. No respetó los corsés tácticos y decidió ser él mismo en el partido. Jugársela sin complejos y expresarse a su manera, con el fútbol que lleva dentro. El resultado fue positivo para el Barça, que incorporó a un jugador que le dio soltura y ayudó en medio del decepcionante debut de los de Xavi. ¿Cambiaron algo esos 40 minutos de De Jong? Probablemente, no.
“No es suplente, es un jugador importante. Hoy ha entrado muy bien (…). No sé qué va a pasar en el mercado”. Xavi siguió si ser contundente con De Jong, que está dolido con el técnico y tendrá que tomar una decisión en las próximas dos semanas. De momento, el Barça ha conseguido encajar a todos sus fichajes excepto Koundé sin necesidad de realizar un traspaso. Sucede que en la cuestión De Jong subyace algo más que la economía. A Xavi no termina de convencerle. Prefiere a Bernardo Silva. El jugador lo sabe, casi desde aquella tarde Pamplona en el que el técnico se quejó de no tener “futbolistas con empaque” y eso ha arrastrado un clima de desconfianza que podría no ser el mejor para el resto del curso. Tal vez había algo de eso en el comportamiento de este sábado de De Jong, haciendo el fútbol en el que él cree, no en el que le explican estos días.
De Jong tiene que tomar una decisión las próximas dos semanas. Manchester United y Chelsea están dispuestos a pujar a su fichaje y el Barça considera su venta estratégica para sanear sus cuentas. A la misma, ha dado su visto bueno el entrenador. El jugador, en principio, se resiste a salir de Barcelona, donde vive confortablemente y juega en el club que siempre pretendió y al que eligió por delante del Bayern, PSG o Manchester City. Lo que sí queda claro es que si, finalmente, se queda, tendrá una conversación pendiente, y bien larga, con su entrenador.