“El fútbol es mucho más que un deporte, es libertad e igualdad”
Honey Taljieh, Yasmin Mrabet y Nouf Faleh Al Anzi protagonizan una charla donde comparten sus experiencias como jugadoras árabes. “Hay que pelear mucho por cosas básicas”, explicaron.
Cuando ellas empezaron en el fútbol apenas había referentes femeninos y ahora ellas lo son. Desde esa responsabilidad, Honey Taljieh, Yasmin Mrabet y Nouf Faleh Al Anzi compartieron sus experiencias en la mesa redonda ‘El fútbol es cosa de chicas’, encuadrada en el proyecto ‘Fútbol para la esperanza’, del que AS es colaborador. Una interesante charla, conducida por la periodista de TVE Lourdes García Campos y en la que también estuvo presente la directora de la Casa Árabe, Irene Lozano.
“Empecé con el fútbol a los siete años. No tenía otro juguete ni otras posibilidades. Iba del colegio a casa y de casa al colegio, entonces jugaba en la calle, pero no era cosa de chicas. El fútbol es más que un deporte, es libertad e igualdad”, comenzó Honey, quien fuera cofundadora y capitana de la selección palestina y ahora, responsable de comunicación corporativa de la FIFA. En el caso de Nouf Faleh, jugadora del Leganés, siempre lo tuvo claro: “Era lo que quería hacer el resto de mi vida”.
Todas ellas coincidieron en que el Mundial de Qatar es una oportunidad. “Así la gente no juzga sin saber y descubre un poco más su cultura”, esgrimió Yasmin, centrocampista del Levante Las Planas e internacional con Marruecos. Por esa misma línea de derribar los prejuicios transitaron también sus compañeras: “Es histórico. Pueden cambiar los estereotipos porque es una ventana al mundo”.
Precisamente, ese ha sido uno de los logros del fútbol femenino, que tiene en estas jugadoras una inagotable fuente de inspiración. “A mí me marcaron Vero Boquete o Virginia Torrecilla”, afirmó Yasmin, quien vio cómo la Copa de África se convertía en el motor de un cambio social: “En la calle el mensaje era que las chicas pueden hacerlo, no hay barreras”. Y es que el fútbol cambia vidas. “Creo en su poder transformador. Yo pasé de jugar en la calle a trabajar en FIFA. Si a mí me sucedió, puede sucedernos a todas. Además, los avances en los países siempre tienen presentes a las mujeres”, argumentó Honey.
Eso sí, aunque se han dado pasos, todavía hay camino que andar. “Va todo lento y hay que pelear mucho por cosas muy básicas”, reflexionaron juntas y juntas condenaron el hecho de que en algunos lugares las mujeres aún no puedan ir a los estadios para ver los partidos. “Me deja en shock. El fútbol abre fronteras, también mentales”, sentenció Yasmin. A lo que añadió Honey: “Da un poco de vergüenza. Podemos y debemos hacer lo mismo que los hombres”. “Unidas somos más fuertes”, apostilló Nouf Faleh. Ellas lo han demostrado superando un sinfín de obstáculos, el más común: los insultos. “Me decían marimacho, lesbiana...”, expuso una. “A mí, que dejara el balón y me fuera con mi madre...”, continuó la otra. Y así, estas tres jugadoras árabes. Tres ejemplos de fortaleza, de perseverancia y de empoderamiento.