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El Espanyol tiene espíritu, le falta el dinero de Chen

Con lo puesto, con una inversión de apenas 4,25 millones por Expósito, el Espanyol tuteó a partir del minuto 30 al Real Madrid hasta el 1-2 de Benzema que dinamitó un partido abocado al empate. Encuentro de garra y concentración, también de calidad en las botas del propio Expósito, en las zancadas de Rubén Sánchez o en el olfato de Joselu, que metió el 1-1 y tuvo el 2-1, resultado que ya se produjo el curso pasado. El RCDE Stadium no es un recinto amigo para el Madrid, aunque las camisetas blancas se dejaron ver en la grada y a veces se mezclaron cánticos de ánimo madridistas con silbidos de la mayoría perica, exultante por momentos. Su equipo contagia, lo que pedía Diego Martínez, y la grada lo nota porque defendió al Madrid a corazón abierto en una segunda parte al límite de lo físico.

Fue encombiable para los blanquiazules ver como las piezas empezaron a funcionar y el equipo fluyó: Óscar Gil sufrió menos con Vinicius y los centrales ganaron los duelos a los rápidos atacantes del Madrid. La batalla acabó resuelta por la determinación de Benzema, que se maneja con Vinicius o Rodrygo como si fueran padre e hijos. Así fraguaron el gol decisivo, fruto más de su talento que del despiste de Cabrera, quien tenía que encargarse de su marcaje antes de ser el improvisado portero de un partido que acabó con esperpento. El Espanyol sale a más de dos goles por partido, un dato que no hay que olvidar y que tiene en Lecomte como su antagonista de esta historia, expulsado en la jugada que propició el 1-3 con el que se terminó el encuentro.

Un partido, con sus defectos y virtudes, que vio Chen desde la el palco dos años y medio después. “Chen, insert yenes o game over”, se leía en una pancarta. Un mensaje que podía firmar Diego Martínez, quien ha pedido hasta cuatro refuerzos. Que lleguen y den un salto de calidad al equipo es la línea que separa la ruina de la brillantez, o lo que es lo mismo, una temporada que ilusione con un nuevo proyecto con el técnico gallego u otra más de sufrimiento o de falta de objetivos de forma prematura. Hay espíritu para la brillantez, al menos predisposición de los jugadores e ideas de los técnicos según lo mostrado. Pero falta lo más importante, que Chen decida echar esas monedas.