El emperador de las prórrogas
El Madrid se ha especializado en vivir en el alambre y salir ileso. Como contra la Real. De 12 prórrogas en las últimas cuatro temporadas... sólo perdió una.


Llevar al actual Real Madrid a la prórroga sólo significa que le das una vida extra. Como en estas semis de Copa contra la Real, el equipo de Ancelotti se siente como tumbado en una hamaca cuando una eliminatoria entra en esos 30 minutos de añadido. Cero vértigos. Esa prórroga contra los donostiarras fue la número 12 que disputa el Madrid en las últimas cuatro temporadas, tantas como en las 17 campañas anteriores. Y sólo se la pegó en una de esas doce. Fue el año pasado, contra el Atleti precisamente en octavos de la Copa... y con polémica. Porque Cuadra Fernández le perdonó la roja a De Paul en la misma jugada que acabó en el 3-2 rojiblanco.
Ni siquiera ese 1-3 con el segundo gol en propia puerta de Alaba que obligaba al Madrid a remontar al equipo de Imanol parece que generase pánico. Ni en el banquillo (“Nunca me vi eliminado, en el Bernabéu todo puede pasar...”, diría luego Ancelotti) ni dentro del rectángulo de juego. “Esto es el Madrid”, refrendó Antonio Rüdiger, el héroe de la prórroga. El ejecutor esta vez en ese extra time que tan bien se la da al equipo.
Los precedentes así lo muestran. A 120 minutos, el Madrid es como juntar el K-2 y el Everest en una misma noche. Le pasó precisamente al Atleti la temporada pasada en las semis de la Supercopa de España: un gol en propia puerta de Savic y el famoso sprint de Brahim reventaron la prórroga (5-3). El curso pasado hubo incluso una tercera prórroga, la del Etihad en Champions, y ahí el Madrid usó la prórroga como salvavidas contra un City a revientacalderas.
“Yo no podría correr así ni cinco minutos...”
La resistencia numantina para sostener el 1-1 hasta el final sorprendió al propio Lunin desde su posición bajo palos. “Mis compañeros han demostrado que saben sufrir, yo no podría correr así ni cinco minutos y ellos lo han hecho 120″. El ucranio se llevó la gloria con el penalti parado a Bernardo Silva, pero puso la lupa en el intangible claro. El Madrid, pese a ser siempre un equipo cargado de estrellas y superestrellas, soporta bien vivir al filo de la navaja. Ha sido una constante. Tanto que forma parte de la táctica, incluso. “Sabíamos que el partido se les iba a hacer largo”, analizó un desconcertado Rodri esa misma noche. “Teníamos la sensación de que los penaltis les convenían... y les volvió a tocar, como pasa de normal”.

Ese formato, el de revolver en los 30 minutos de añadido o llevarse la faena a los penaltis y rematar allí, la empleó también en las dos prórrogas de la 2022-23. Para eliminar al Atleti en cuartos de final de la Copa con un 3-1 cocinado con el empate en el 79′ y los goles en el 104′ de Benzema y en el 121′ de Vinicius. Con el Valencia, en semifinales de la Supercopa, empleó el camino largo, la tanda desde los once metros en la que Courtois hizo su magia deteniendo el último lanzamiento a Gayà.
El summum, cuatro en un año
Pero la maestría del Madrid en las prórrogas recientes la comenzó a edificar en la campaña 2021-22. El Madrid de las Remontadas no habría sido lo mismo sin sus arrebatos entre el minuto 90 y el 120. Pareciera que los dos legendarios en cuartos (Chelsea) y semifinales (City) de la Champions se hubieran ensayado antes. En un test menor, en octavos de Copa contra el Elche (Hazard evitó el bochorno en el 115′) y en otro de mucho más peso, las semis de la Supercopa en Arabia en todo un Clásico. Allí apareció Valverde en el minuto 98. Pero en Europa se vio lo más increíble entre lo increíble.

“Sabíamos que lo habían hecho en su historia y nos lo han hecho...”
Guardiola, tras encajar el 3-1 en las semifinales de la Champions 2021-22
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La tercera en orden cronológico apareció ante un Chelsea que llegó a ponerse 0-3 en un Bernabéu atónito. Mal que bien una diana de Rodrygo condujo la contienda a la prórroga y ahí el Madrid se transmutó en el de siempre. No tuvo ni que esperar. En el minuto 96, Benzema hizo el gol del pase a semifinales. Allí, en la cuarta y última, la del City, Ancelotti y su troupe volvieron a hacerlo. Bailar con el diablo, pasarlo más que mal, estar a centímetros de la eliminación... sólo para alcanzar el éxtasis en la dulce agonía de la prórroga. Benzema, de penalti, sepultó en el 96′ a un City que tenía dos goles de ventaja en el minuto 90 y sin saber cómo, se encontró teniendo que emplear otra media hora en rematar a un Madrid que había escapado del hoyo. Y que terminó bailando sobre la tumba citizen, a lo Siniestro Total. Guardiola, hundido, no pudo explicar mejor el atropello: “Sabíamos que lo habían hecho en su historia... y nos lo han hecho”. Si el Madrid logró aquello, normal que ahora se sienta omnipotente y tranquilo cuando ‘amenaza’ una prórroga. Como quien oye llover.
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