El Eibar se queda en blanco después de dos meses sin hacerlo
Los armeros no anotaron ni un solo gol por vez primera en las últimas siete jornadas. Además, el Espanyol les superó como el conjunto más goleador de la categoría.
Después de dos meses de eficacia ofensiva, el Eibar volvió a recordar la sensación de acabar un encuentro sin celebrar ni un solo tanto. Un hecho inédito para unos armeros que hasta la fecha habían hecho valer su faceta más goleadora. Tras siete jornadas consecutivas viendo portería, los de Etxeberria no probaron las redes del Martínez Valero. Haciendo de esta manera perder su liderato particular, como máximo anotador de LaLiga Hypermotion, en detrimento de un Espanyol que, gracias a su contundente victoria frente al Mirandés, escaló a la primera posición. La batalla por ser el dueño del gol en Segunda División sigue abierta y la alegre propuesta de juego de ambos técnicos hace entrever una digna lucha entre ambos contrincantes, que se verán las caras este mismo sábado en Ipurua.
Ni Bautista, ni Stoichkov, ni el propio Aketxe fueron capaces de derribar la meta defendida por el argentino Dituro. Por suerte, para los intereses armeros, el Elche tampoco hizo lo propio con la de Luca. Y eso que ocasiones no le faltaron. Los ilicitanos dominaron durante un gran período de tiempo en campo rival, mientras los azulgranas se limitaban a transitar conforme recuperaban el esférico. En esos contraataques, se pudieron vislumbrar las carencias defensivas de unos locales que, ante su propia avalancha ofensiva, desguarnecieron la zona de la retaguardia. Los guipuzcoanos aprovecharon estos espacios para asomar al área rival, pero la falta de finura en los metros finales, debido al gran derroche físico a la hora de defender, les impidió ver portería.
Ya fuera desde la frontal con los disparos de Ager, por arriba con la vaselina de Bautista e incluso desde el área pequeña, como la ocasión más nítida del encuentro a cargo de Stoichkov, los atacantes no acertaron en ninguno de los 8 remates que realizaron. Ni tan siquiera la famosa ‘ley del ex’ pudo hacer estragos en el Martínez Valero. Sergio León, que volvía a la que fue su casa, tres semanas después de efectuar su fichaje con los eibartarras, no tuvo un regreso sencillo. Dado al dominio local, el ariete cordobés fue una isla en el frente de ataque, limitándose a guardar balones para sujetar al equipo cuando más lo necesitaba. Un trabajo laborioso que no le permitió brillar en el arte que mejor domina: el gol. La vitamina de un delantero que en el día de ayer los azulgranas echaron en falta.