El Eibar entra en pánico
Sin acierto, solidez, ni resultados, los armeros pueden acabar la jornada como colistas. Coloquio interno para decidir el futuro de San José.
A estas horas, la continuidad de Beñat San José en el banquillo del Eibar es toda una incógnita. La cúpula directiva sopesa si realizar un cambio de rumbo en otra situación anómala para el club. Junto con el despido de Joseba Etxeberria, sería el segundo cese consecutivo de un entrenador en un margen de un año, tras catorce campañas sin hacerlo. Sin embargo, los resultados mandan y el técnico donostiarra lleva tiempo sin extraer algo positivo de ellos. Un recuento negativo que empieza desde septiembre. Siete puntos de 33 posibles en las últimas once jornadas.
En dos meses y medio, el Eibar únicamente ha sido capaz de vencer al Albacete. Además de unos pases coperos, que saben a poco, ante rivales de menor categoría como Náxara y Pontevedra. Más allá de eso, su determinación ha caído en picado. Hasta estar metido de lleno en la pelea por el descenso cuando sus aspiraciones presumiblemente apuntaban a cotas mayores. En caso de que esta noche el Real Zaragoza y Mirandés ganen sus respectivos partidos, el conjunto guipuzcoano será el colista de la Segunda División.
A diferencia de los resultados, las sensaciones sí que han acompañado a los planteamientos de San José, que ha hecho méritos suficientes como para producir más goles de los materializados. Ayer mismo, su equipo terminó con 22 remates y 2,30 goles esperados (xG). Esto no quitó que la imagen fuera desoladora. Como ya ocurrió días atrás en El Sardinero y en la visita del Real Zaragoza a Ipurua.
El Eibar está mostrando su cara más vulnerable. Suma ocho tantos encajados en apenas tres partidos y la realidad es que sus rivales no necesitan generar tanto para ver portería. Tres remates a portería fueron suficientes para que la Cultural se hiciera con la remontada; con uno menos lo logró el cuadro aragonés, y el Racing mandó a la jaula la mitad de los suyos. La mayoría de ellos en momentos de gran impacto psicológico durante el transcurso del mismo.
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La dinámica es preocupante y una cara nueva podría ser la solución. Así ocurrió el curso pasado. Mientras Etxeberria decaía considerablemente en la clasificación, la llegada de San José revitalizó la ilusión, salvó holgadamente la categoría y hasta pudo merodear el playoff. Una inercia totalmente efectiva a la que, a día de hoy, está lejos de parecerse. Por mucho que su juego y las ocasiones creadas den indicios de un conjunto ajeno a la quema. En la categoría de plata nadie se libra. Las próximas horas serán decisivas.
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