El caudal ofensivo que secaron los errores arbitrales
El Real Valladolid disparó ante el Sevilla más que nunca en la temporada, en 28 ocasiones, y creó oportunidades como para obtener un resultado mejor.
José Luis Mendilibar repitió dos veces después de ganar en Zorrilla el mismo discurso: “Parece que les hemos dado un meneo y no es así. El primer tiempo han jugado mucho mejor que nosotros”, aseveró el técnico de Zaldibar, que, a pesar del 0-3 favorable, no obvió ni la crítica a su equipo ni el elogio al Real Valladolid. En medio de la polémica generada por la actuación arbitral, Pezzolano concretó sobre ese periodo: “Faltando 20 minutos creo que fuimos muy superiores con chances de goles claras”.
Y así fue; después de un inicio de encuentro en el que la igualdad reinó, los blanquivioletas se fueron imponiendo según fueron capaces de conectar más en el centro del campo y proyectar desde ahí a sus atacantes. Fue a través de Kenedy por la izquierda como intentó progresar, aunque las tres o cuatro acciones que probó el brasileño carecieron de finura debido a la falta de explosividad en sus movimientos, que le llevaba a una maraña de la que Montiel y Badé salían siempre ganadores.
El inicio del ‘récord’
A la postre, el Real Valladolid terminaría disparando en 28 ocasiones, más que nunca en la temporada; seis de ellas, entre los tres palos, algo que solo superó ante Celta, Getafe y Villarreal, con siete. Una jugada de Larin escorado a la derecha que Rekik envió a córner lo desencadenó todo. En el mismo saque de esquina, Torres irrumpió solo en el área para rematar alto en la primera ocasión clara, a la que siguió otro testarazo, en este caso, de Kike Pérez, a centro de Lucas Rosa desde la derecha.
En el minuto 39, dos más tarde de la internada de Larin, Monchu vio la incorporación de Escudero al corazón del área, donde Badé, en dos ocasiones de gran mérito, evitó el gol. En primer término, Dmitrovic había achicado bien espacios al de Santovenia, que remató forzado abajo, aunque superando al portero. El rechazo le cayó a él mismo y, de manera acrobática, el central intervino de manera decisiva... antes de la primera polémica arbitral: la que debió derivar en su expulsión. Larin le ganó la posición en un envío en largo y el francés, que era el último hombre, lo desestabilizó y derribó. Pero el punta se levantó y siguió la acción, y Ortiz Arias miró a otro lado.
El ‘no gol’ y los nervios tras el descanso
Para entonces, la primera parte ya estaba en el tiempo complementario; concretamente, apurando los cuatro minutos que había dado el colegiado. Sin embargo, de esos cuatro minutos apenas se jugó un par, lo que justifica el tiempo extra sobre el inicialmente dado. El saque de esquina con el que murió la primera parte no debió ser el epílogo; el epílogo debió ser el gol de Escudero, dado que la jugada todavía no había acabado, como evidencian las imágenes y demuestra el hecho de que el propio árbitro se disculpara con Pezzolano.
Al Real Valladolid le costó serenarse, salió en la segunda mitad atenazado, y en estas llegó el primer gol de un Sevilla que, bien es verdad, había tenido dos oportunidades de Rafa Mir, autor, a la tercera, del 0-1. Marcó después de que el equipo volviera poco fino en la defensa de un centro lateral, al que Kenedy llegó tarde y sin acabar de cerrar, y que cogió al resto del bloque defensivo alejado de la zona en la que percutió Montiel. Como si la vida fuera la de la trucha, otra vez tocaba nadar contracorriente.
Más ocasiones y un mismo castigo
En el minuto 54, cuatro más tarde del gol de Rafa Mir, Javi Sánchez apareció en la frontal para disparar bien abajo, una ocasión que desbarató de Rafa Mir, como otro disparo menos franco de Kenedy. Un nuevo servicio al área cogió a Monchu dentro de los dominios del portero, pero, en el intento de ajustar al palo contrario, disparó alto, solo. Por entonces, en el 66′, ya estaba Iván Sánchez en el terreno de juego. Sería el jienense quien, en el minuto 80, se enredaría y perdería el balón, encimado por Lamela, que se convirtió en la transición del 0-2.
De nuevo, como el púgil valiente, el Real Valladolid rondaba el gol, y seguramente lo merecía. De nuevo, su mandíbula de cristal de envió a la lona, continuando con el púgil boxístico. Se repetía así una situación que se viene dando ya en demasiadas ocasiones a lo largo de la temporada, como es el hecho de que un rival marque más allá del 75′. En un corajudo pero tímido arrebato final, Escudero remató a la madera en el 90′. Más allá de ese instante, quedaba rizar el rizo con el gol de Tecatito, y que eleva la cuenta a 22 en el último cuarto de hora y a ocho en el 90+.
No por conocido el castigo deja de serlo y de doler en un choque en el que, efectivamente, el ‘no gol’ de Escudero supuso un antes y un después. Marcó, pero la invalidez del tanto dejó con el molde a un Real Valladolid que superó en siete disparos su anterior tope del curso y que, si uno echa la vista arriba, generó no menos de seis situaciones claras para ver portería y otra que debió acabar con una expulsión del rival. Un caudal ofensivo secado por dos errores arbitrales y nublado por otros pecados que ayudaron a empujar hacia la cuarta derrota consecutiva.