De Bilbao al Coliseo: la leyenda que da origen al apodo de ‘los leones’ del Athletic
La garra y la lucha caracterizan a los rojiblancos, pero hay una explicación histórica que les emparenta con el rey de la selva.
Los leones no solo son los reyes de la selva. También juegan a fútbol, en Bilbao. Porque los futbolistas del Athletic tienen ese apodo. Y no sólo es porque el juego del Athletic se ha caracterizado a lo largo de sus más de 125 años de historia por la garra, la lucha y el no dar partido por perdido. Lo más parecido a las características del león. Este apelativo está ya tan arraigado, que a los jugadores del Bilbao Athletic, equipo filial de Lezama, se les conoce como ‘los cachorros’.
La explicación más concienzuda nos lleva al siglo III, en Turquía, época en la que vivió Mamés. La leyenda explica que siendo muy joven, por su religión cristiana, fue perseguido y torturado por los romanos para que abdicara de su fe. Tras muchas torturas, consiguió escapar a la montaña donde estuvo viviendo tres años. Allí se hizo amigo de los animales y fieras, y les leía la vida de Jesús.
Al de un tiempo fue de nuevo apresado y tras sufrir nuevos tormentos, se le envió al Coliseo con la única intención de soltar a los leones y esperar a que lo devorasen. Algo que nunca ocurrió porque amansados por Mamés, los leones terminaron postrándose a sus pies. Así fue como el gobernador de Cesarea de Capadocia enfureció y ordenó acabar con la vida del joven, clavándole un tridente en el abdomen. A raíz de este relato, Mamés se convertiría en un Santo venerado por el mundo entero, incluida la ciudad de Bilbao. A él están dedicados el asilo y la ermita que se levantaron en las proximidades del estadio de fútbol. El campo también tomó el nombre de San Mamés, el actual y el anterior, ambos sobre un espacio contiguo.
El Athletic esta representado por un león e incluso el antepalco del antiguo campo lucía un animal de este tipo disecado. Luego, con el traslado de campo, ha pasado al museo, junto a la colección permanente. El expresidente del Alavés, Juan Arregi, se lo regaló en 1984 a su entonces homólogo en el Athletic, Pedro Aurtenetxe, con motivo de una vieja apuesta entre ambos. Al parecer, Arregi, quien presidió la entidad babazorra en tres periodos distintos divididos en un intervalo de 40 años (1958-59, 1974-75- 1975-76, 1989/90-1997-98) mantenía muy buena relación con los dirigentes rojiblancos. Debido a su afición a la caza, guardaba en su hogar varias piezas mayores entre las que figuraban leones disecados. En alguna ocasión había bromeado por el hecho de que al Athletic le faltara un león de verdad que, expuesto en algún lugar destacado, representara la garra asociada a su juego y simbolizara el sobrenombre de los futbolistas rojiblancos. Cuando el Athletic ganó la Liga en la temporada 1982-83, Arregi felicitó a Aurtenetxe, aunque añadió la chanza de que el campeonato se había conquistado de casualidad y que resultaba imposible que sucediera de nuevo. Arregi apostó a que el Athletic no ganaría otro título y se comprometió a regalar un león a los bilbaínos si lo lograban. La temporada siguiente los leones conquistaron el doblete, Liga y Copa, y Arregi, como buen vasco, cumplió su palabra.
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