Camavinga ‘horribilis’
El francés preocupa al Real Madrid. Ancelotti creyó recuperarlo, pero vuelve a estar preso de las precipitaciones, como en Londres. Un año de pasos atrás.

Su remontada personal en el Metropolitano se fue al salón de los pasos perdidos. La temporada de Camavinga no remonta. Y menos cuando los dedos acusadores se dirigen a su actuación contra el Arsenal, con la que contribuyó al cataclismo colectivo en Londres. Su temporada se fracturó en la final de la Supercopa en Yeda con aquel penalti a Gavi y no hay por ahora cola de contacto que la arregle. En el Emirates alcanzó un punto de inflexión negativo, de nuevo precipitado en zona de fuerte penalización (su más que ahorrable falta a Thomas le puso el 2-0 a Declan Rice). Un dèja vu con Cama. Su peor pecado, el peor día.
La cuarta temporada del 6 madridista es una de involución deportiva. Tchouameni abrió la puerta a que le arrebatasen la titularidad y Camavinga se la ha cerrado a sí mismo, por fuera. Contra el Arsenal fue el pivote forzoso por la sanción de su compañero y Camavinga fue engullido por la responsabilidad. Y eso que Ancelotti hizo un poco de terapia de apoyo hasta en el último entrenamiento, ya en suelo londinense. Del Emirates regresó con moratones en el espíritu (esa roja de pura frustración en el descuento, aún inexplicable) y en sus posibilidades de convertirse a corto o medio plazo en el cinco del equipo. Cuando eres el que más intervenciones (73) ofreces en una noche lovecraftiana del Real Madrid, es más que mala indicación. La noche le pasó por encima.
Venía avisando. En el apurado 2-1 al Rayo de hace justo un mes, hasta Mendy dio más pases ofensivos que él. Pero en el euroderbi del Metropolitano se rehizo cuando más había en juego. Ancelotti le absolvió de inmediato esos partidos previos de dudas y nerviosismos: “En los últimos partidos no jugó a su mejor nivel... pero en el partido más difícil ha estado a su mejor versión, a buen nivel ofensivo y defensivo”. Un espejismo.

Lo más extravagante del asunto es que, en la temporada donde peor lo está pasando a ojos vista, sus números han mejorado en relación a las dos campañas anteriores. Aunque parezca lo contrario, técnicamente está defendiendo mejor. No sólo recupera más balones, 10 por cada 90 minutos de juego (8,6 y 8,75 en los cursos anteriores), es que además pierde menos pelotas. De 7,8 pérdidas en la 2022-23, a 8 la campaña pasada... a 7,2 en esta. También le va mejor en el porcentaje de duelos defensivos y duelos aéreos ganados. Pintado de otra forma: en la globalidad de la posesión del balón, en ataque y defensa, he mejorado. También sin él. Pero los fallos, muy visibles porque son evitables y porque han costado goles, son los que le condenan a galeras.

Tres errores de bulto
Que iba a ser una temporada escarpada para el mediocentro lo descubrió a las malas. La lesión en la misma previa de la Supercopa de Europa, el pasado 13 de agosto, anunciaba una marejada. Esguince del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda. Traducción: siete semanas de baja, perdiéndose diez partidos. Aquello le impidió establecer su tono. Ha ido a remolque y vinieron dos lesiones más, ambas musculares, para elevar el total a 20 encuentros de ausencia. Pero fue el calamitoso Clásico blanco en la Supercopa de España la que le hizo más daño casi que las lesiones. Su penalti por puro descontrol a Gavi en el 36′ supuso el 1-2 azulgrana, que el Madrid se evaporase al mismo ritmo que el propio Camavinga, que se jugó la roja, otra vez. Ancelotti tuvo que sustituirlo al descanso.
Penalti a favor del Barça en esta acción de Camavinga sobre Gavi.
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) January 12, 2025
Lewandowski pone por delante a los de Flick. #SuperSupercopa #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/KtLN1EkOVc
Antes de ese error en el Emirates poniéndole en bandeja de plata una falta a un Declan Rice que venía salivando desde su 1-0, otro menos lesivo, pero que ilustra a la par a este Camavinga sobrexcitado. Fue esa excursión en el primer euroderbi, el del Bernabéu, para irse al suelo sin necesidad a por Julián Alvarez en el inicio de la acción del gol del argentino. Con sostenerle el marcaje era suficiente, pero el internacional galo quiso arriesgar e ir por el robo. El ímpetu contra la sangre fría. Y la Araña se lo castigó sacando un golazo de donde no tendría que haber ocurrido nada.
El sambenito de futbolista con un punto atolondrado en lo táctico va a seguir colgado del cuello de Camavinga. Pero necesita quitárselo. Porque Ceballos sigue sin reaparecer y Modric, acumulando más y más partidos. Con la temporada haciendo equilibrios sobre el abismo, aunque no pueda estar en esta vuelta contra el Arsenal por sanción, Cama se juega de aquí al final definir qué ser para el futuro.
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