Cada día me parece más barato Juergen Elitim
Ya sólo el fantástico lanzamiento de falta de Juergen que supuso el empate cántabro en Anduva hizo que valiera la pena ver el Mirandés-Racing. Esta vez no hubo fallo en la barrrera, bien colocada y que saltó todo lo que pudo, ni en el vuelo de Alfonso Herrero, el portero rojillo, que pese a no llegar se tiró en tiempo y forma, no. Lo que hubo fue un lanzamiento descomunal, preciso, fuerte, con caída desde muy arriba y efecto hacia afuera. De los de abrir el telediario. Y eso fue solo la punta del iceberg del partido que hizo el colombiano. Más, del momento de forma que atraviesa Juergen Elitim. Titular en las 12 primeras jornadas, en las siguientes 23, entre una lesión con recaída y el buen rendimiento que le daban Íñigo y Aldasoro a José Alberto, el de Cartagena de Indias solo jugó de inicio en tres jornadas. Siempre con una sonrisa, jamás entró al trapo cuando se le cuestionó sobre su suplencia (”Estoy preparado para sumar cuando juego y cuando no juego”) y supo esperar su momento. Una sanción de Aldasoro, otra de Íñigo, hasta que el asturiano ha visto lo que vemos todos, que ahora mismo es el mejor jugador del equipo y lleva cinco titularidades seguidas, tres triunfos, un empate y una sola derrota, con nueve, en Zaragoza. El principal problema del Racing ahora mismo, en cuanto a su juego, es conseguir que Juergen esté lo más cerca posible de la acción. Si está en el ajo, el Racing domina el juego. Mikel Martija consiguió del Watford una opción de compra por medio millón de euros. ¿Hay algún racinguista al que le parezca caro?
Lo del cambio de sistema
Por primera vez en las dos últimas temporadas (por no ir más lejos, que tampoco recuerdo ningún entrenador del Racing que haya hecho la defensa de cinco como eje de su dibujo desde alguna de las múltiples y gloriosas etapas de Nando Yosu), José Alberto sorprendió abandonando el 4-2-3-1 para pasarse a un 5-4-1, más o menos, casi calcado al que utiliza Joseba Etxebarria en el Mirandés. No fue mala idea, por más que alguno pueda pensar que encajar un gol a los tres minutos en una combinación tan buena como fácil de los rojillos fue fruto de un sistema mal asimilado. Es cierto que tendrán que trabajarlo más, si es que porfía José Alberto, pero un golpe de mano de vez en cuando (trabajado durante la semana, que no fue un aire que le dio al ovetense al pasar por Altube) no está de más. Y tiene futbolistas para jugar así. Otra cosa es que a mí me pareció que el Racing jugó peor que el Mirandés, pese a tener las dos ocasiones más claras del partido, el penalti fallado y un pase magistral de Pombo a Matheus en el 90′, que malogró el paulista.