Así es un día normal en la concentración de Benidorm
Varios protagonistas describen su labor en la localidad alicantina para que el equipo llegue en forma al inicio de la competición el viernes 16 de agosto.
El complejo Meliá Villaitana de Benidorm es el cuartel general del Deportivo Alavés en los últimos veranos. Hay muchas jornadas con dobles sesiones que se ven interrumpidas por compromisos amistosos, días libres, paelladas o carreras de karts. Hay que trabajar pero también desconectar con buenas costumbres. “Todo comienza a las 8:30 h, que aquí hace mucho calor”, comenta el jugador Antonio Blanco. Y eso que el centrocampista es cordobés y se supone que está acostumbrado a las altas temperaturas.
Los primeros que llegan al campo de entrenamiento son los utilleros y gente encargada de preparar los vestuarios, las botas y los obstáculos para entrenar. Luego lo hace el cuerpo técnico y médico. “Somos los primeros en aparecer por aquí”, dice Álvaro Sevilla, encargado del material. “Hoy haremos un entrenamiento diferente porque mañana tenemos amistoso”, añade Félix Vicente, preparador físico. “Utilizar un dron nos permite obtener grabaciones muy valiosas desde una perspectiva diferente”, apuntilla Jon Zubillaga, analista del club.
Es muy importante la nutrición (mucha fruta y alimentos sanos) y la hidratación (con el calor que hace hay que beber mucha agua) y de ello se encarga Álex García, nutricionista del equipo, pero también la preparación mental. Emilio Ibáñez es el psicólogo y asegura que “al margen de los que ya estaban aquí, trato de hablar con los nuevos para transmitirles los valores de este club y para que vayan conociéndonos. También nosotros a ellos, que se sientan cada vez más cómodos”.
Después de descansar, se afronta la doble sesión pero también hay encuentro con los médicos y los fisios. Mario Pérez es el readaptador del equipo y se encarga de trabajar con los lesionados. “Sedlar va progresando poco a poco pero hay que seguir su proceso”. Ahora también tiene que encargarse de Novoa, que se luxó el hombro el martes. El resto de compañeros les acompañan en el gimnasio haciendo ejercicios con gomas, pesas y otros elementos típicos de un espacio como el que utilizan. Todo ello dentro del complejo Villaitana o incluso en la arena de la playa.
La tarde se utiliza para trabajar un poco lo táctico. “Faltas, córners, saques de banda... creo que vamos por buen camino”, sugiere Luis García Plaza a un asistente, Christian Moya. Los jugadores llevan sensores en la espalda que recogen sus datos físicos y de esfuerzo. Los mismos van a un ordenador y se analizan uno a uno. Lo mismo ocurre con las dolencias. “Tenemos un cuadro individualizado, caso por caso, jugador por jugador. Sabemos si son propensos a determinadas lesiones y trabajamos con los fisios para evitarlas dentro de lo posible”, dice Alberto Fernández, jefe de los servicios médicos. El turno de masajes y fisios también es trascendental y al frente de ese grupo está Javier Pérez Elorrieta.
Lluis Codina es el delegado del equipo aunque tiene otras labores importantes. “Yo hablo con todos los grupos y lo que me corresponde es coordinar todas las necesidades. Hago el cuadrante del día y preparo los planes para el día siguiente. Cuando lo tengo, se envía a todos, a jugadores, cuerpo técnico, médico y todo el personal que trabaja aquí”, explica. No es lo mismo un día con una sesión que otros con dos. Tampoco si hay amistoso de por medio o, por ejemplo, una visita al circuito de karts donde se organizan competiciones. En la edición 2024, el ganador fue Asier Villalibre, el Búfalo está de dulce.
El final de la jornada se aprovecha para hacer otro tipo de cosas. “Ha sido un día intenso y duro”, dice Nahuel Tenaglia con un mate en la mano. Su compañero Carlos Benavídez, anteriormente, no ha dudado en meterse en una bañera llena de hielo. “La concha de tu madre...”, grita al sentarse. Pedro Rostoll, segundo de García Plaza, mientras tanto, canta con alegría aquello de “si me pierdo algún día... que me busquen en Benidorm”. Mañana finalizará la concentración, se jugará un amistoso con el Hércules en el Rico Pérez y se regresará a Vitoria. Los jugadores tendrán dos días libres y podrán ver la bajada de Celedón, el muñeco que anuncia el inicio de las fiestas de Vitoria.
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