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BARCELONA - REAL VALLADOLID

Así descosió el Barcelona al Real Valladolid

En la primera pausa para la hidratación, Paulo Pezzolano hizo notar un desajuste en la línea defensiva que sufrió con frecuencia.

Soccer Football - LaLiga - FC Barcelona v Real Valladolid - Estadi Olimpic Lluis Companys, Barcelona, Spain - August 31, 2024 FC Barcelona's Dani Olmo scores their sixth goal REUTERS/Bruna Casas
Bruna CasasREUTERS

El Real Valladolid cosechó en Montjuic una de las peores derrotas de su historia, abultada, que pudo serlo aún más a poco que el Barcelona hubiera estado incluso más acertado de cara a portería. Si bien los de Hansi Flick estuvieron lúcidos, una goleada de este tipo solo se entiende si el equipo que recibe los siete goles está lejos de competir. Los tres tiros al palo y el gol anulado en la primera mitad pudieron elevar todavía más un castigo inimaginable después de tres partidos peleados.

Una de las situaciones que más riesgo generó la puso de manifiesto Pezzolano en la pausa para la hidratación, cuando, con dos cero en el marcador, intentó corregir un aspecto decisivo con los micrófonos de la televisión como testigos. “Si tenemos las líneas un poco más cortas, cuando van a amenazar que pegan, no me vayan para adelante, me agrandan para atrás. Los dos goles [han sido] iguales, cuando vaya la pelota para adelante estoy cerca, antes no voy para adelante”, indicó.

Y es que, en el primer tanto, en el que nadie amenazaba la posesión de Pau Cubarsí, y por tanto, nadie impidió el pase que rompió líneas, el equipo estaba empujando hacia adelante... salvo Luis Pérez, que arrancó por detrás, rompiendo el fuera de juego, la carrera con Raphinha. En el segundo, volvieron a solaparse los centrales, estrechos por los movimientos que empujaban a Cömert hacia su izquierda, cerca de Javi Sánchez, que fue quien impidió la situación antirreglamentaria de Lewandowski.

A espaldas del turco-suizo pasaron demasiadas cosas, en parte por su rigidez. Allí donde Boyomo tenía una capacidad mayor para saltar a la presión hacia adelante, pero, a la vez, para corregir, su sustituto se vio penalizado en alguna ocasión a campo abierto. Esto, no obstante, cabe apuntarlo en el haber al Barça: los desmarques de Raphinha, siendo en la práctica un segundo punta, así como Dani Olmo flotando, hacían que fuera difícil llegar a todo el juego entre líneas. Para eso, en todo caso, deberían haber estado los centrocampistas. Quizás, uno más de perfil defensivo.

Con el tiempo lo hubo; Mario Martín entró para acompañar a Juric, pero los culés seguían poblando distintos pasillos a sus espaldas, llevando -sobre todo- a Cömert lejos de la frontal, un simple señuelo para, con un balón profundo y vertical, activar la jugada de ataque. Con todo, relacionado esto con lo anterior, por momentos pareció que Dani Olmo no necesitaba moverse mucho para recibir limpio de marca y poder girarse, ya que ‘Rapha’ y ‘Lewy’ lo hacían ya por él (o Koundé, o Lamine Yamal...).

Como si el Barcelona no estuviera lo suficientemente inspirado, ayudó, también la falta de contundencia en goles como el tercero, el quinto o el sexto. El primero de estos pudo ser simple fruto de la mala suerte, pero en el segundo de ellos Juric debió parar la acción de Yamal, sobrada de técnica pero carente de tensión hasta que filtró el balón para Raphinha. Entretanto, en el tanto con el que se llegaba al ‘set en blanco’, Olmo se escurre entre dos blanquivioletas... y uno de ellos, Cömert, acaba viendo retratada su cintura hasta el punto de terminar la jugada (ciertamente, rápida y de calidad) de espaldas al remate, amagando con bloquearlo así.

Afeó, con todo, la descompresión competitiva de un equipo que había estado a un alto nivel de concentración más de 80 minutos en el Bernabéu el inicio de temporada, con cuatro puntos de doce que, sin ser una bicoca, pueden considerarse una cosecha suficiente para haber visitado a Real Madrid y Barcelona. Sin embargo, han de servir las dos semanas sin competición para ajustar aquellas cosas que llevaron a la sangría, pues, calidad al margen, hubo situaciones que, para más inri, pueden repetirse al perder el Real Valladolid a quien permitía defender hacia adelante con sus acciones y características, un Boyomo sin reemplazo por igual en la plantilla.

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