Areso narra el infierno que vivió en Bilbao antes de volver a Osasuna
“Mi cuarto año fue muy duro, Sacrifiqué mucho allí”, explica el lateral derecho.
Se han juntado en la última semana Remiro y Areso para lanzar durísimos ataques al trato que recibieron en Bilbao antes de abandonar el Athletic. El portero lo ha convertido en algo rutinario desde que se marchó a la Real Sociedad. En la época de Urrutia como presidente lo pasó muy mal antes de acabar contrato. Pero el lateral no se suele prodigar en estos ataques. Su camino de ida y vuelta ha sido de lo más curioso. Empezó en el Aluvión de Cascante, el equipo de su pueblo convenido del Athletic por aquel entonces, antes de llegar a Osasuna y cubrir la etapa de cadete y juvenil. Después el club rojiblanco pagó su cláusula (450.000 euros siendo juvenil) y finalmente decidió regresar a El Sadar. Un carrilero muy ofensivo que quiere subirse al carro de Primera y no bajarse jamás.
En Lezama le propusieron renovar, pero, como se negaba, dejó de jugar. “Mi cuarto año en Bilbao fue muy, muy, muy, muy duro, sacrifiqué muchas cosas para venir. Ellos me ofrecen renovar con una oferta económica muy alta, se piensan que yo voy a aceptar porque me ofrecen mucho dinero en Bilbao, pero no todo es dinero. Para mí era especial volver a casa, estar con mis amigos y jugar en El Sadar. De hecho, en mi primera etapa en el club era recogepelotas y veía a Roberto Torres, Kike Sola, que también es de Cascante… Me acuerdo de verlos y soñar con jugar en El Sadar. Sacrifiqué muchas cosas en un último año en Bilbao que fue muy duro y difícil porque me apartaron, pero al final he llegado al objetivo, que era jugar aquí”, explica en una entrevista en Noticias de Navarra. Estos años le han venido bien para endurecerse: “Soy el mismo jugador, pero he sufrido tanto y he tenido problemas tan gordos que cualquier problema que me venga ahora lo veo como algo positivo. Más que como futbolista, he mejorado psicológicamente en aspectos complicados. Sé darle la vuelta a todo de forma más fácil y rápida.
A continuación Areso destaca que es un chico muy positivo “y tengo la suerte de contar con una cuadrilla de amigos en Cascante, también en Tudela y en los pueblos de alrededor porque he estudiado en la Ribera, personas que me han ayudado mucho, sobre todo en los momentos difíciles”. Una lesión de tobillo en la que se rompió el peroné pudo acabar por hundirle, pero salió a flote. Otros como Lasso, que también jugó en Osasuna, acabaron arrojando la toalla y se retiraron. “Se te pasan tantas cosas por la cabeza… Pero hay que luchar, resistir y al final todo llega”, incide.
Su vuelta a Tajonar no fue como la había imaginado. Tuvo que salir cedido al Burgos en Segunda para ganarse el regreso con más jerarquía. “Tenía que salir. Lo que necesitaba era jugar porque venía de dos años con el contador a cero. En Burgos me encontré a la perfección. Encajo muy bien en la ciudad, la afición me trata a las mil maravillas… De hecho, después del partido contra el Barcelona recibo mensajes, mensajes y mensajes de Burgos. Estoy muy agradecido. Estoy jugando aquí, pero algún fin de semana que puedo me escapo a Burgos porque tengo muchos amigos a los que estoy eternamente agradecido”, destaca.