Aprobados y suspensos del Celta: Guaita y Starfelt evitan una goleada de escándalo
El portero realizó once paradas y el central fue el único celeste que ganó duelos. Todos estuvieron peleados con el balón menos Mingueza.
Guaita: El MVP de su equipo tras marcarse un gol en propia puerta, fallar groseramente en otro y encajar un total de cuatro tantos. Imagínense por lo tanto el nivel ofrecido por sus compañeros. Firmó once paradas, varias de ellas de mucho mérito. La secuencia del primer gol resume el partido, con el experimentado meta respondiendo hasta en dos ocasiones de manera espectacular y siendo batido en un tercer remate.
Mingueza: Un oasis en el desierto celeste. Jugó de lateral derecho en una defensa de cinco y desde esa posición tuvo que ejercer de organizador y generador ataque ante la inoperancia para combinar del resto de pupilos de Rafa Benítez. Vio amarilla por un agarrón a Vinícius y el brasileiro respondió con un empujón fuera de lugar que le costó la misma amonestación. Mermado físicamente en la segunda parte, hasta su sustitución, por una entrada de Mendy.
Manquillo: Aplicado tácticamente, caótico con el esférico. Se estrenó como céltico en la posición de tercer central y entre el canterano del Atlético y Mingueza cerraron la puerta de ese costado a Vinícius. Se sumó una vez al ataque y puso un centro peligroso. Sus problemas con el balón en los pies se agravaron una vez que pasó a ocupar el puesto de carrilero.
Starfelt: El único futbolista del conjunto vigués que ganó duelos. Mientras sus compañeros parecían vietnamitas en una película estadounidense, el central sueco plantó cara a los atacantes del Real Madrid. Impuso su contundencia física, mostrando chispa en las arrancadas y sin cometer faltas.
Unai Núñez: Protagonista en los dos primeros goles del Real Madrid, ambos a balón parado. En el córner del 1-0 queda fuera de la jugada porque está en el suelo reclamando una falta que no se aprecia en las repeticiones y en el saque de esquina del 2-0 no presenta oposición ante Rudiger. Flaqueó en su principal punto fuerte, el juego aéreo, ante un rival que lanzó doce corners y cabeceó casi todos.
Manu Sánchez: Miedo escénico. Extremadamente blando en defensa. Dejó de seguir a Lucas Vázquez, que entró una y otra vez por su banda, en la jugada que propicia el córner del 1-0. Buscó dos veces portería, ambas con escasa fuerza. El más flojo de su equipo.
De La Torre: Pudo alterar el guion del encuentro. Justo antes del descanso desperdició la mejor ocasión visitante al rematar de cabeza de manera muy deficiente con todo a favor para marcar. Escaso peso en el juego como interior por la derecha. Vio una amarilla en el minuto 25 que no condicionó su compromiso defensivo.
Beltrán: Energía y poco más. Le tocó abarcar demasiado terreno al jugar como único pivote. Sin capacidad para construir.
Bamba: Tímido. Mas interior que extremo, no aportó verticalidad ni con conducciones ni con pases. Benítez lo retiró en la primera ventana de cambios junto a Manu Sánchez.
Iago Aspas: Muy torpe en la creación, algo pocas veces visto en un atacante tan talentoso. Tampoco definió como se espera del moañés en su única ocasión, una buena oportunidad en la que le faltó contundencia. De la chistera sólo se sacó el envío a De La Torre en el testarazo libre de marca del estadounidense.
Larsen: El Bernabéu se le hizo enorme. Las pocas veces que recibió con ventaja se encontró con demasiados metros por delante y con Rudiger. Le costó asociarse. Su único remate define una decepcionante actuación.
Cervi (por Manu Sánchez): Dio un mínimo de consistencia al carril zurdo del Celta. Se jugó poco por su banda desde que el argentino compareció sobre el césped.
Allende (por Bamba): Desapercibido en un rol, el de interior por la derecha, que no había desempañado desde que aterrizó en la Liga.
Carlos Domínguez (por Mingueza): Desafortunado. En una de sus primeras intervenciones marcó en propia puerta y dejó desprotegida su parcela en el último tanto del encuentro.
Sotelo (por Beltrán): Mientras buscaba su sitio como único pivote, el Real Madrid marcó tres goles.
Douvikas (por Larsen): Se encontró una ocasión que finalizó bastante forzado. Sólo pudo tocar tres balones.