Aprobados y suspensos del Barcelona: Lamine abre las puertas del liderato
El ‘crack’ blaugrana necesitó sólo un minuto para dibujar una jugada mágica y servir un balón de oro a Lewandowski para que rematara de cabeza a gol.

Szczesny: El portero polaco no pudo hacer nada en el gol de Odriozola. No tuvo grandes intervenciones, pero estuvo siempre solvente dentro del área. Tuvo un poco de fortuna con el remate de Kubo, que se estrelló al larguero.
Koundé: El francés marcó en jugada de córner con un cabezazo monumental. De hecho, venía encendido el central, que le habían estirado de los pelos unos minutos antes dentro del área.
Araújo: Buen partido del charrúa, que continúa con las buenas sensaciones de los últimos partidos. Tan seguro se siente de su juego que hasta se atrevió a rematar desde cuarenta metros.
Christensen: El danés sigue cumpliendo con creces cada vez que salta al campo. Expeditivo a la hora de cortar transiciones y seguro en la salida de baló.
Martín: Partido más que correcto del canterano, que tuvo problemas defensivos, pero que supo resarcirse gracias a su capacidad de trabajo. Tuvo una gran ocasión para batir a Remiro, con un remate que se fue muy cerca del palo. Perdió demasiados balones.
Frenkie: Otro gran partido del holandés. Dio un pase de auténtico genio a Rashford en una jugada de córner, que no acabó en gol por puro milagro. Con Pedri a su lado, forman un tándem invencible. Dio más de un grito al equipo en la segunda parte cuando vio que daba un paso atrás ante los arreones del rival.
Pedri: El canario es a día de hoy un jugador insustituible. Su juego roza la perfección por momentos. Ha convertido el fútbol en un regalo para los ojos. Si a todo este talento, se suma una capacidad de sacrificio descomunal, estamos ante el mejor centrocampista del mundo, con mucha diferencia del segundo, pongan el nombre que quieran.
Dro: Partido difícil para el canterano en su debut oficial, con una Real Sociedad muy cerrada, dejando pocos espacios e impidiéndole sus movimientos. Flick decidió darle un respiro tras el descanso.
Roony: El sueco fue de menos a más. Tras un inicio de partido con muchos errores y pérdidas de balón, el delantero se fue creciendo, superando adversidades y empezando a poner en serio peligro a Allen. Contó con una gran ocasión, gracias a un fuerte remate, que Remiro repelió con acierto. Salió de campo por Lamine en el minuto 57.
Lewandowski: Tras una primera parte con poca incidencia en juego y escasa respuesta ofensiva, necesitó poco más de un minuto de Lamine en el campo para ver definitivamente puerta, con un remate de cabeza enorme, con palo incluido. Tuvo otra ocasión clarísima, rematando a bocajarro una gran asistencia de Ferran, que acabó estrellándose en el larguero y tocando la línea de gol. Con Lamine, el polaco juega con otra sonrisa.
Rashford: Empezó bullicioso, encarando a Odriozola, y rematando un auténtico obús, tras un gran pase de Frenkie, que Remiro aún no sabe muy bien cómo, logró despejar. Sin embargo, su juego se fue encharcando, con un Martín que tampoco le ayudaba en exceso en la banda. Antes de ser sustituido, volvió a probar fortuna desde fuera del área, con otra gran intervención del meta donostiarra.
CAMBIOS
Olmo: Salió por Dro, ofreciendo más versatilidad en el mediocampo y más soluciones a la hora de filtrar balones.
Lamine: Si uno quiere saber qué significa ser el mejor jugador del mundo, sólo tiene que ver los dos primeros minutos en escena de este chaval de 18 años. En su primera acción en el campo, desarboló a Sergio Gómez para seguidamente dibujar un centro preciso a Lewandowski, que acabó rematando el balón de cabeza al fondo de la red. Es lo que tiene estar tocado con la bendición de los dioses. Estos treinta minutos son el preludio de lo que va a pasar el miércoles ante el PSG.
Eric: Jugó de lateral izquierdo. Puede que sea la posición donde más sufre. Y más aún si tienes a un jugador con el talento de Kubo delante.
Ferran: El ‘tiburón’ salió para dar un nuevo aire al ataque y lo logró con creces. Espectacular sus movimientos, sobre todo la asistencia de oro que le dio a Lewandowski para que rematara el partido, pero que el polaco acabó estrellando al larguero de forma incomprensible.
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Casadó: Salió para jugar los últimos treinta segundos.
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