Almeyda, de no hablar de los árbitros a la frustración total
El técnico sufrió su primera expulsión en España en un Bernabéu que culminó una trilogía iniciada por Guadalupe Porras y continuada por la revisión más larga del VAR esta temporada.


Tenía que llegar más pronto que tarde y conociendo a Matías Almeyda y conociendo al arbitraje español, el Bernabéu era el escenario ideal para la tormenta perfecta de su primera expulsión. Una expulsión que por la redacción del acta no debería acarrear más de un partido, pero que por las declaraciones de Almeyda en sala de prensa podría dispararse.
Y eso que el técnico argentino solo hizo pedir primero explicaciones y luego respeto. Algo parecido a lo que sucedió en Mestalla hace dos semanas cuando la asistente Guadalupe Porras propició la amonestación del técnico del Sevilla por una “falta de respeto” que ni el acta ni las cámaras recogieron. Cuadra Fernández solventó la situación dándole la razón al técnico del Sevilla como si de un loco se tratase y las declaraciones de Almeyda sobre su respeto a las mujeres fueron aprovechadas para darles la vuelta y atacarle. Nada nuevo bajo el sol.
Una semana después, el Sevilla goleaba al Oviedo en un partido en el que se vivió la revisión más larga del VAR de lo que va de temporada. Una revisión de una posible mano de Mendy que tardó tanto porque parecía que desde el VAR se estaba buscando el más mínimo resquicio para señalar penalti. De hecho, al árbitro de campo se le mostró una imagen tergiversada hasta el punto de que el colegiado tuvo que pedir que echaran hacia atrás la acción para que se observara que Mendy había sido empujado previamente. Cuestionado en sala de prensa, Almeyda negó con la cabeza y se marchó sin hablar.
Y es que sin hablar empezó la temporada Almeyda, puesto que ya en la primera jornada en San Mamés sufrió un más que riguroso penalty en contra por una acción de Juanlu con Nico Williams y no entró a valorar el trabajo arbitral. Eso fue cambiando con los partidos, para quejarse de que el Sevilla no era tan duro como para recibir tantas amarillas, reclamar la llegada de las tarjetas azules para que los entrenadores puedan pedir revisiones, cuestionar la gestión de los incidentes del tramo final del derbi contra el Betis...
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Así que solo cabe decir, señor Almeyda, bienvenido y encantados de presentarle al arbitraje español. Un colectivo manchado por el caso Negreira, con solo un árbitro preseleccionado para el Mundial y con cada vez menos presencia en los partidos de competición europea. Pero con la percepción, propia y de la corte de adláteres del CTA, de ser los mejores del mundo. Señor Almeyda, suerte.
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