Al Andorra se le atragantan sus compañeros de viaje
El bloque tricolor ha sido incapaz de ganar a ninguno de los recién ascendidos este curso. Ha caído, dos veces, ante el Racing y una ante Albacete y Villarreal B. El único punto fue el de la primera vuelta contra el Albacete.
El Andorra se ha convertido en un conjunto que es cierto que se mantiene regular en su estilo de juego, pero repleto de altibajos a nivel de resultados. Actualmente ha perdido seis de sus últimos siete partidos de Liga y esto le ha hecho verse obligado a mirar más hacia abajo en la tabla que hacia arriba. Su excelente primera vuelta le está dando margen, aunque a este ritmo de derrotas el sufrimiento se convertirá en extremo. El descenso está a seis puntos.
Está claro que esta ventaja con los puestos que conducen a Primera RFEF la querrían los siete conjuntos que suman menos puntos que los tricolores a estas alturas, pero toca ser exigente con un bloque que ha demostrado ser capaz de superar a los mejores clubes de Segunda. En el vestuario se transmite un mensaje autocrítico y es que, analizando los resultados, se han sumado más alegrías ante los ‘gallitos’ de la categoría que ante sus compañeros de viaje, los recién ascendidos. El ejemplo es que el Andorra ha ganado este curso a equipos como Granada, Levante, Eibar y, en cambio, ha sido misión imposible, aún, lograr un triunfo contra Racing, Albacete y Villarreal B.
Solo le queda una oportunidad de revertir esta situación, en el duelo de la segunda vuelta ante el Villarreal B, porque a Racing y Albacete ya se ha enfrentado las dos veces esta temporada. Y la única alegría fue el punto cosechado ante los manchegos en la primera vuelta (1-1). El resto, todo derrotas. Hasta cuatro. Dos ante Racing (0-1 y 2-1) y una contra Albacete (0-1) y Villarreal B (1-0). Un punto de 15 posibles es un pobre bagaje. Pero aún hay tiempo para no quedarse con este mal sabor de boca y ‘maquillar’ estos números. Eso sí, al filial groguet no se le recibirá hasta la última jornada de Liga y para entonces se espera no tener el agua al cuello y sí la permanencia en el bolsillo.