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ATLÉTICO DE MADRID

Lecomte, cesión fantasma

El francés concluye su préstamo en el Atlético sin llegar a debutar como rojiblanco. Todo un profesional que caló bien en el vestuario.

Lecomte, durante un entrenamiento del Atlético.
JUAN AGUADODIARIO AS

Ser suplente de un portero de la categoría de Jan Oblak es una misión que requiere paciencia. Estar siempre preparado, pero consciente de tu papel y pocas opciones de participar salvo que el esloveno sufra algún problema físico. No caer en la frustración e intentar aprender y mejorar en cada entrenamiento ha sido la vía utilizada por Benjamin Lecomte durante esta temporada.

El guardameta francés llegó el pasado verano al Atlético cedido por el Mónaco. A sus 30 años, firmaba después de quedarse por primera vez en ocho años por debajo de los 30 partidos disputados, completando 28. Titular desde la jornada 19, había encadenado toda la segunda vuelta en el once. Y, aun así, decidía probar suerte en España plenamente consciente del gigante con el que competía. Acabado el curso, su cesión llega al final sin llegar a debutar con el equipo colchonero.

Lecomte se incorporó tarde, oficializándose el 19 de agosto después de dar salida a Grbic al Lille, por lo que no llegó ni a participar en la pretemporada. En años atrás, la Copa del Rey era el torneo destinado para el portero suplente de Oblak. Sin embargo, Simeone intentó reconducir las malas experiencias pasadas contra equipos de menor categoría situando al esloveno también en primera ronda frente al Rayo Majadahonda, un encuentro en el que el técnico buscaba recuperar sensaciones defensivas. Tras superar la ronda, Oblak volvió a ser el elegido bajo palos en octavos contra la Real Sociedad donde el Atlético quedó eliminado… y se cerraron las opciones de Lecomte.

Oblak no ha sufrido contratiempos, ni en forma de tarjetas ni de lesiones, superando el coronavirus en el parón invernal. El esloveno ha disputado 51 partidos y los 4.590 minutos del equipo este curso. Y Lecomte dice adiós al club donde estadísticamente no quedará reflejado en ningún sentido, salvo por una amarilla recibida en el partido ante el Getafe por protestar. No así en el vestuario, ya que el francés ha encajado con gran sintonía y siempre buenos gestos y compañerismo de veterano pese a no tener apariciones. El bloque francés, con Griezmann, Lemar y Kondogbia, aceleró su adaptación. Y su afinidad con futbolistas como Herrera quedó patente muy cerca. Ahora, Grbic regresa al Atlético y Lecomte al Mónaco. Una despedida silenciosa, como su trabajo durante toda la temporada, pero un portero que siempre ha puesto su grano de arena desde el puesto que le ha tocado ocupar.