Petardazo del Almería

El último escalón suele ser el más complicado de subir en el deporte. Y el Almería, que lo tenía todo a favor y hasta la fiesta preparada para subir en casa ante un Alcorcón desahuciado desde hace semanas, acusó la tensión lógica del choque y firmó uno de los peores partidos que se le recuerdan. No hubo ascenso, sí gatillazo. Como mal menor queda el gol de Arnau en el 92’, que le deja a un solo punto de Primera en caso de empate a puntos con el Valladolid. Si hay triple empate con Eibar y el cuadro pucelano, el Almería se vería abocado al playoff. Solo la victoria en Leganés le garantiza el ascenso a los rojiblancos.

Almería llevaba días preparándose para una fiesta que no culminó pero que sí se dejó sentir durante las horas previas al encuentro en los aledaños del estadio de los Juegos Mediterráneos. Hubo un recibimiento apoteósico al equipo y en las gradas estaba todo listo. “Nos molestó mucho que llevasen toda la semana hablando de fiesta”, confesaba Zarfino, autor del 0-1, a pie de césped al final del encuentro. Y derrochó orgullo y contragolpeó con mucho sentido de salida el Alcorcón, que dio varios sustos al Almería en el primer tramo del encuentro. La réplica local llegó en el añadido del primer tiempo. Sadiq, Samu Costa y Ely rondaron el gol a balón parado en las dos últimas jugadas previas al descanso.

Ramazani dio el primer aviso tras el entreacto y Sadiq mandó a las nubes un mano a mano ante Jesús en el 55’. Tampoco estuvo fino en la otra portería Apeh, que desperdició otro cara a cara ante Fernando. Arnau y Appiah no fueron los repulsivos deseados por Rubi y el Almería se mantuvo espeso hasta que Curro, con un zapatazo desde fuera del área, obligó a Jesús a emplearse a fondo, espoleó al equipo y a la grada. Pero el arreón quedó en un espejismo, Zarfino pilló a contrapié a toda la zaga y puso el 0-1 con mucha clase para hacer saltar por los aires el aroma a fiesta que se respiraba en Almería durante toda la semana.

Pudo ser mucho peor aún para el Almería. Fernando evitó el 0-2 de Borja Valle y Arnau rescató un punto al final que puede ser de oro siempre y cuando no se produzca un triple empate en cabeza. Los preparativos de la fiesta del ascenso, milimétricamente diseñada, se quedaron en el cajón del estadio de los Juegos Mediterráneos. Pero el gatillazo rojiblanco aún tiene arreglo. Eso sí, el margen de error está agotado. Solo un triunfo en Butarque asegura el ansiado regreso a Primera.