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ATLÉTICO

A Correa le asaltan las dudas

Héroe de LaLiga 20-21, le condiciona ahora mismo una sensación: la titularidad y los galones que tanto le cuesta conseguir, los pierde muy rápido. Podría llegar a salir este verano.

Ángel Correa, en una entrevista para AS.
CHEMA DIAZDIARIO AS

La temporada 2020-21 acabó en alto para uno de los futbolistas que en el Atlético representan el escudo: Ángel Correa. El argentino fue uno de los héroes. Su puntín en Valladolid. Sus cinco goles en los últimos siete partidos, después de sus errores en el Villamarín y aquel abrazo icónico con el Cholo. Comenzó la 2021-22 igual, en números de Haaland y Lewandowski de cara al gol. Tres goles y una asistencia en los primeros tres partidos. Acabó el Atlético LaLiga en en San Sebastián como lo empezó: con un gol suyo a los cinco minutos de ingresar en el partido. No había sido titular.

Dejó de serlo tras su golpe ante el Betis. Máximo goleador rojiblanco en Liga, empatado en el global con Suárez (13 goles), sólo ha disputado un 54% de los minutos, sólo ha estado un 55% en el once inicial, es decir, que se quedó fuera un 45%. La temporada deja una sensación en su cabeza: que lo que a él tanto le cuesta conseguir, los minutos, el sitio, el status, lo pierde fácil, para otros es casi de serie, sin el sudor, sangre y esfuerzo que tanto le cuesta a él.

Con contrato hasta 2026, su cabeza es un tira y afloja en estos momentos. Porque la temporada acabó, con el objetivo logrado, ser tercero, la próxima Champions, pero toca pensar en la siguiente. Entradas, salidas, sensaciones. Y la de Correa está ahí, uno de los tipos más queridos por el vestuario, cuerpo técnico y afición, pero que con 27 años no logra escapar de ese lugar: ser duodécimo futbolista. La marcha de Griezmann en 2019 al Barcelona le brindó la posibilidad de escapar de la banda derecha y jugar en su sitio, la punta. Y la aprovechó.

Su casi del 2019

Ocurrió después de tener casi un pie fuera del Atlético, aquel mismo verano, sólo torcido porque el Milán no alcanzó los 50 millones que el club pedía por él. Fue después de aquello donde más Correa ha sido en el Atlético, abandonando ese calificativo de revulsivo que le acompañaba desde su debut. Con más peso, más trascendencia, con la importancia a la altura de su sacrificio. Había costado. Mucho, eso, sudor, esfuerzo, pero ahí estaba su merecido premio. La titularidad. La confianza del Cholo, por cierto, siempre ha sido intacta en el futbolista pero no se termina de ser justo con su rendimiento. Y Correa más no puede hacer. Más no puede entregar.

Pero esta temporada a pesar de ser el décimo futbolista en minutos (2.424') y en haber participado al menos un minuto de todos los partidos en los que estuvo disponible (49), fue titular en 21 partidos de Liga, por los 29 de la temporada pasada. Y después de ese golpe ante el Betis sólo ha tenido un tercio de los minutos, un 38%, sin goles, sin asistencias, el recuerdo del puntín en Pucela empalidecido. Con esa sensación creciente en su cabeza, verbalizada incluso ante alguno de sus compañeros de vestuario, asentar ese peso que tanto le ha costado lograr, que no sea tan fácil arrebatárselo. Tiene 27 años y el momento del salto puede ser ahora. El verano es largo. Pero Correa lo inicia con esas dudas en su cabeza que pueden llevarle fuera.