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ESPANYOL

Espanyol, el cuento de la lechera

Más allá de la permanencia, fabula el equipo perico, y el club, sobre planes de futuro cuando su presente es un círculo vicioso de terribles moralejas.

11/05/22 PARTIDO PRIMERA DIVISION 
 ALAVES - ESPANYOL
PAULINO ORIBEDIARIO AS

Espanyol, el cuento de la lechera. Amigo Vicente Moreno de las fábulas, como demostró en la previa de este Alavés-Espanyol al referirse al cuento del burro y la familia para zanjar su polémica con Raúl de Tomás, unas cuantas moralejas sirven también para explicar el partido, la enésima pesadilla de la temporada a domicilio, como el rumbo del equipo perico y del club, ya salvado matemáticamente. Como en el cuento de la lechera, todo son buenas intenciones y se especula en el Espanyol constantemente con un futuro mejor, con tales o cuales metas, pero la realidad es casi siempre la misma. Dura LaLiga tres o cuatro jornadas más, y el cuento de la lechera se convierte en el de Pedro y el lobo, con el descenso acechando. Un punto de 15, un curso terrible lejos de Cornellà y la constancia de que ningún perico se fía de su propio equipo fuera, algo tristísimo, peligroso y el termómetro de una deriva insostenible para un Primera.

Raúl de Tomás y Pacheco, el zorro y la cigüeña. No hagas a los demás lo que no deseas que te hagan a ti. Es por eso muy probablemente que Raúl de Tomás, a su regreso a la titularidad tras el banquillazo del domingo, apenas celebró su gol, que tardó 14 minutos en materializar. El que él mismo se había fabricado, forzando un inocente penalti de Tenaglia. Igual que había hecho en la primera vuelta, batió desde los 11 metros a Pacheco, su excompañero del Real Madrid, su amigo, al que le ha marcado ya cuatro veces en siete partidos. Sentimiento agridulce el que seguro despertó esa diana a la postre estéril, la decimosexta de RdT en esta Liga.

Melendo, el león y el ratón. Hasta los más grandes necesitan a los pequeños, igual que el Espanyol había precisado el domingo de la chispa de Nico Melamed para empatarle a Osasuna, en una jugada que trató de emular en Mendizorroza, y la calidad de Melendo. El mediapunta volvió a ser una pieza básica, acaso el mejor de los pericos en el primer tiempo, con mayor recorrido del habitual para entrar más en juego. Más activo incluso que Darder, y eso que abusó como de costumbre el equipo de balones largos. Sirvió el pase que desembocó en el penalti sobre Raúl de Tomás. Y solo la mala cabeza de Yangel Herrera acabó con él en el banquillo demasiado temprano.

Yangel, el avaro. Que la avaricia rompe el saco lo demostró Yangel nada más iniciarse el segundo tiempo, tirando por los suelos el plan trazado por Vicente Moreno en el descanso. Iluso, a pesar de cargar en la mochila con una amarilla, cometió una falta en la medular entre innecesaria, cándida e imprudente que propició su justa expulsión, dejando con diez al Espanyol durante más de 45 minutos. Propiedad citizen, no hace ni dos semanas aseguraba el venezolano en AS que se veía perfectamente jugando el Manchester City-Real Madrid. Pero en un escenario mucho menor echó una mano al cuello a su equipo.

Raúl de Tomás, durante el Alavés-Espanyol.
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Raúl de Tomás, durante el Alavés-Espanyol.AFP7 vía Europa Press

Rubén Sánchez, la liebre y la tortuga. Con esfuerzo y paciencia llegan los frutos. La expulsión de Yangel le valió de alerta a Moreno, que además de fortalecer el centro del campo con David López, quitó a otro amonestado peligroso, Aleix Vidal, para dar entrada a Rubén Sánchez, en un escenario claramente mejorable para exhibir las virtudes de un canterano que, como muchos de sus compañeros del filial, espera la llegada de tiempos mejores para ir cuajando en esta presunta idiosincrasia del Espanyol que es la apuesta por gente de la casa. La pregunta es cuándo.

La defensa, el cuervo y la jarra. La necesidad agudiza el ingenio, como le ocurrió a un Alavés obligado a ganar –y esperar– para no ser carne de Segunda, ante un Espanyol que le ofreció toda suerte de facilidades. En el primer gol, por un Cabrera mal perfilado y un Calero blando. En el segundo, por una descoordinación infame en una falta lateral. A poco para el final, un penalti de Cabrera sobre Martín salvado milagrosamente por un inesperado fuera de juego. Y, entretanto, otro tanto anulado no sin discusión por una presunta falta de Escalante sobre Diego López y las múltiples ocasiones de un conjunto babazorro que pareció más de Europa que de descenso, con una punta de lanza, Joselu, que a lo mejor se piensa dos veces su fichaje por los pericos.