Meriton y Bordalás: creer o no creer
El técnico del Valencia tiene un año más de contrato pero tanto él como la directiva del club deben dirimir varios asuntos para que los caminos de ambos sigan juntos el próximo curso.
Una vez se han apagado los recoldos de una final que fue un oasis en el desierto de temporada que está siendo el Valencia, llega el momento de plantearse el futuro a corto plazo. Quedan cinco partidos que servirán para poco porque el equipo ché está salvado y muy lejos de luchar por Europa por lo que los objetivos ya no existen.
Están pendientes las renovaciones de Gayà y Soler, la ejecución de las cláusulas de Hugo Duro y Alderete... Pero una de las cosas más importantes a día de hoy es saber quién dirigirá la nave blanquinegra el próximo curso. Por contrato, Bordalás tiene un año más y no debería haber duda en este sentido. Pero este planteamiento tiene muchas aristas que deberán resolverse antes de asegurar con certeza que Bordalás será el entrenador del Valencia la próxima temporada.
Es evidente que tanto por un lado como por el otro hay asuntos que resolver antes de dar el sí quiero a la temporada 2022-23. Por parte del club, aún duele la postura de Bordalás en el mercado de invierno anterior, cuando se desmarcó totalmente a mitad de mercado de invierno de todo lo concerniente a fichajes. Es obvio que después de meter al equipo en la final de Copa todo se ablandó. Pero el club quiere un entrenador que crea en el proyecto que Meriton va a desarrollar el año que viene y no están seguros que Bordalás esté ahora mismo en esa tesitura.
Por parte del entrenador, también hay situaciones que pueden hacer inclinar la balanza para uno u otro lado. Es público que la manera de planificar el equipo, tanto en verano como en invierno pasado, no fueron del agrado del técnico porque, según él, no se cumplió con lo prometido antes de su contratación. Y las perspectivas para esta temporada apuntan a más de lo mismo. Bordalás asume que se van a vender jugadores importantes, como es el caso de Guedes, un dinero que irá a cancelar deuda. Pero no tiene claro que se vaya a reforzar el equipo, tal y como le plantearon el verano pasado, y al final acabó sucediendo todo lo contrario. La postura oficial del técnico es, y seguirá siendo, que tiene un año más de contrato y desea cumplirlo.
Después está el tema contractual. En el contrato de Bordalás hay una cláusula de salida que pueden ejercer cualquiera de las dos partes unilateralmente. Pero quien se adelante y diga que quiere ejecutarla deberá indemnizar a la otra. Ahí también habrá una partida de ajedrez si no hay entendimiento en las próximas conversaciones que deben tener entrenador y presidente. Ahora mismo puede suceder cualquier cosa pero nadie puede asegurar, a ciencia cierta, que Bordalás será el entrenador del Valencia la próxima temporada.