El espíritu ganador de Pellegrini
El chileno aterrizó en Heliópolis para cambiar la historia del club y la mentalidad de un plantel que comenzó a creer hasta encontrar la gloria.
Con los focos repartidos entre Joaquín y Borja Iglesias, a la sombra caminaba por el césped de La Cartuja un entrenador que cambió la historia del Betis en sólo dos campañas. Manuel Pellegrini, el artífice de la resurrección de un plantel que abrió tantas dudas como desesperanzas hace tres temporadas, sonreía tras la consecución de un título que refleja a la perfección su labor en Heliópolis. Sin querer centrar las miras, desde un discurso siempre prudente, el chileno sale de esta final como el hombre que lo cambió todo. "Hemos fabricado una mentalidad ganadora", aseguraba Canales a este periódico en la antesala de la final. "Y Pellegrini tiene mucha culpa en ello".
Tras 17 años sin saborear las mieles de un título, el Betis se rinde a la figura de su técnico y a su capacidad por convertir lo trascendental en normalidad. "Desde el martes trataremos de trabajar para intentar llegar a los puestos de Champions", dijo minutos después de lograr el triunfo en la tanda de penaltis ante el Valencia. Su ambición varió las líneas acomodadas de anteriores proyectos. Trazó nuevas vías que encendieron la luz de algunos jugadores e hizo parpadear la de toda la afición del Betis. El plan. Así lo denominaron desde hace meses jugadores y aficionados. Y el plan del Ingeniero encontró como resultado un paso adelante en el afán por romper la historia del club verdiblanco.
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El futuro está en manos de Pellegrini. Lo sabe el chileno, insistente en su intención de seguir en el equipo verdiblanco cumpliendo su contrato pese a que saltan sobre la mesa ofrecimientos desde la lejanía. Lo sabe Ángel Haro, presidente del Betis, que entregó las llaves al técnico para que éste construyera unas bases tan sólidas como las que había dibujado en el Villarreal o el Málaga. El destino quiso que su primer título en España llegase ahora. Con un Betis rendido a su poder por multiplicar la competitividad de un equipo. "Su idea nunca cambió. Ni cuando las cosas no estaban saliendo bien", aseveraba Canales. Y Pellegrini quiere más. Hasta medir el techo real de un equipo que volvió a creer 17 años después.