FINAL COPA DEL REY | BETIS - VALENCIA
La Cartuja de Sevilla, hogar, dulce hogar
El Betis sueña con ganar la Tercera en casa. El Valencia conquistó en Sevilla dos Copas y una Liga. Pellegrini y Bordalás, con sus onces de gala.
En Sevilla se aventura fiesta del fútbol. Se adivina en cada balcón donde habita un bético, que presume con banderas de su alé. Se intuye en los autobuses, engalanados con vinilos verdiblancos de Joaquín, Canales y Fekir, en los paneles del Puente de Triana, en los escaparates de La Macarena. En los bares solo se habla de la final, como mucho de la Feria que está por venir. La nota picaresca la ponen los sevillistas, que cantan por bulerías el 'Amunt València'. Sevilla rebosa alegría, sonrisas sin mascarilla, huele a azahar húmedo y a pólvora quemada, pasión y sentimiento de pertenencia, el de dos aficiones que viven la final como una experiencia transcendental y que sienten que la juegan en casa; los béticos por nacimiento, los blanquinegros por sus recuerdos. En Sevilla ganaron dos Copas (1999 y 2019) y una Liga (2004). Hogar, dulce hogar (sigue el partido en directo en AS.com).
El Betis tiene a su gente loca de emoción, soñando desde hace días con levantar su Tercera. Se llenará La Cartuja, también el Villamarín. El manquepierda no está hoy en su vocabulario. Han pasado 17 años desde la última (2005), muchos son para tanta pasión. El puente entre el ayer y el hoy tiene nombre y apellido: Joaquín Sánchez. Entre medias ganó otra Copa con el Valencia, aunque Koeman se la amargó teniéndole calentando desde antes del descanso para luego no ponerle. A priori no será titular, pero es el líder espiritual. Si el Rey le entrega la Copa, que no le esperen en casa hasta el martes o más allá.
El buen hacer de Pellegrini ha llevado al Betis hasta La Cartuja y le dan cartel de favorito, mientras que sus palabras sobre el estilo Bordalás potenciaron la polémica en la final. Las intenciones del Betis las transmiten sus estadísticas: son el equipo que más goles lleva en esta edición (20; 2,86 por partido), con Borja Iglesias de pichichi del torneo (4) y también el que más ha rematado a portería (6,71 por encuentro). La única duda está en la portería. Rui Silva jugó la mayoría de las eliminatorias, aunque a la hora de ganarse el billete para la final estuvo Bravo. Más allá del portero, dibujo de 4-1-4-1, con Pezzella junto a Bartra; Bellerín y Álex Moreno haciendo largas las bandas; Carvalho y Guido marcando el paso y Fekir, Juanmi, Canales y Borja mareando al rival.
Los béticos (50 partidos en sus piernas) tienen más fatiga acumulada que los Bordalás. Y se pronostica partido largo. Ahí, en la intensidad en cada acción, está una de las armas del Valencia. La otra es Guedes, su Piojo López del Siglo XXI. Las estadísticas también definen al equipo che y dicen que es el que más faltas ha hecho en el torneo: 144; 20,57 por partido, habiéndose enfrentado al Utrillas, Arenteiro, Cartagena, Baleares, Cádiz y Athletic. Eso sí, Bordalás enfatiza que son los que más faltas reciben. Piques al margen, la fuerza che no radica en las infracciones sino en sus latigazos tras recuperación. "Tenemos que amenazarles", decía Gayà y ahí Soler y Bryan Gil tienen mucho que decir.
Bordalás llegó a Mestalla para "recuperar el adn" y nadie puede negar que ha hecho de su Valencia un equipo "bronco y copero". Bordalás, inquilino de banquillos en Alicante, Benidorm, Eldense Muchavista, Cacereño, Novelda, Alcoyano, Elche, Alcorcón, Alavés y Getafe, lleva toda su vida esperando un partido como el de hoy, su puerta a la leyenda si conquista La Novena, y lo está planificando desde que eliminaron al Athletic. Así, entre los llamados a ser titulares, con línea de tres atrás, sólo Gayà ha jugado más de 90 minutos en los últimos 12 días. Cierto es que pilares defensivos como Alderete, Foulquier o Paulista llegan algo renqueantes, aunque solo se les podría descartar si llevaran collarín, cabestrillo, yeso en los tobillos y la cabeza vendada. Y no es el caso.