De Bruyne y las negociaciones que pudieron llevarle al Atlético
En noviembre de 2013, el club se reunió con el belga para sumarle en invierno. El Atleti le abrió las puertas, pero no vio claro su papel en el líder de LaLiga.
Kevin de Bruyne se presenta en el Wanda Metropolitano como la gran amenaza del Manchester City. Un jugador que, por nivel, podría copar más portadas como uno de los mejores del mundo y que ya fue decisivo en la ida con el gol que rompió la igualada aprovechando una gran asistencia de Foden.
El belga demostró en esa jugada varias de sus mejores cualidades, con el desmarque al espacio, llegada y definición ante Oblak. El domingo contra el Liverpool volvería a dejar patente su enorme nivel, marcando el primer tanto del partido y dejando varios pases de muchísima clase, incluyendo el último para que Mahrez tuviese el triunfo en sus botas. A sus 30 años, De Bruyne se encuentra en plena madurez futbolística, todo un líder que aúna talento, calidad, gol, visión, carácter y brega, ya que no perdona una carrera ni rehúye el choque.
Si su valor de mercado es de 90 millones para la web especializada Transfermarkt, en invierno de 2014 el belga buscaba una salida por su poca participación en el Chelsea, propietario de sus derechos desde enero de 2012. En los primeros meses de competición, De Bruyne únicamente participó en nueve partidos, sin conseguir ver puerta y era un jugador muy secundario para Mourinho, que no contaba con él. Y el Atlético dominaba LaLiga con puño de hierro, pero buscaba refuerzos invernales especialmente en la zona ofensiva del centro del campo.
Así, según contó AS el 29 de noviembre de 2013, el Atlético se reunió con el jugador belga para presentar el proyecto y una oferta para que se uniese al club a partir del 1 de enero. El Chelsea, con el que guardaba grandes relaciones y ya había cerrado por tres años seguidos la cesión de Courtois, dejaba en manos del jugador la decisión de su destino, permitiendo la reunión y viendo con buenos ojos el interés rojiblanco. A sus 22 años, De Bruyne necesitaba jugar y el Atlético ponía sobre la mesa un equipo ganador y la presencia de sus compatriotas Courtois y Alderweireld.
Sin embargo, De Bruyne acabó decantándose por el Wolfsburgo. En el Atlético la competencia era enorme, con un gran nivel de jugadores como Koke y Arda Turan que podían cerrarle las puertas del once. Y el belga primaba por encima de todo jugar. No quería llegar a un equipo en el que volver a quedar relegado al banquillo. De Bruyne ya había jugado en la Bundesliga un año antes, cedido en el Werder Bremen con muy buen rendimiento y dejando muestras de su calidad. El Wolfsburgo acabó pagando unos 20 millones para quedarse a De Bruyne. Mientras, el Atlético se reforzó en enero con las cesiones de Sosa y de Diego Ribas, de regreso desde el propio Wolfsburgo, que había encontrado en el belga su recambio.
El resto es historia. El Atlético ganó LaLiga y alcanzó la final de la Champions, con un golazo clave de Diego en el Camp Nou en los cuartos de la máxima competición europea. Eliminaría al propio Chelsea en semifinales y los blues se harían con Diego Costa y Filipe Luis de cara al próximo curso. Y De Bruyne se convirtió en una auténtica estrella en el Wolfsburgo. Si sus seis primeros meses ya le asentaron como un titularísimo en el centro del campo, en la temporada 2014-15 consiguió 16 goles y 25 asistencias que llevaron al Manchester City a tirar la casa por la ventana y pagar 80 millones por él en enero de 2016. Ahora vive su séptima campaña en el club inglés, ejerce como capitán y máxima estrella. Una carrera que pudo ser muy distinta con un toque rojiblanco en enero de 2014.