TENERIFE

El jugador número doce

El Tenerife no está solo cuando juega lejos del Heliodoro. Siempre hay un puñado de aficionados -que cada vez son más- animando desde las gradas. Es la historia de un sentimiento sin pedir nada a cambio.

"¿Qué sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía. El hincha es el alma de los colores. Es el que no se ve, el que se da todo sin esperar nada. Para qué trabaja uno si no es para ir el domingo a romperse los pulmones en las tribunas hinchando por un ideal". La reflexión pertenece a una película argentina de 1951, pero no puede ser más actual para los aficionados del Tenerife que cada quince días se hacen oír en los distintos campos de la península.

La buena campaña del equipo, que lleva en zona de Playoff desde la 13º jornada, ha envalentonado a la marea blanquiazul que le quita horas a su familia, reúne unos cuantos euros y recorre miles de kilómetros para ver a su equipo y ser, pese a los últimos resultados, uno de los mejores fuera de casa.

"Se vivió un ambiente espectacular con un comportamiento ejemplar de las dos aficiones", contó Rubén Muñiz, responsable de contabilidad y Ventas de la agencia Creamostuviaje.com que lleva organizando ya varios desplazamientos desde la Isla. "La gente está muy contenta y todavía nos esperan San Sebastián, Lugo y Éibar", informó Rubén. Para este último ya hay un avión completamente lleno y se han abierto más plazas para completar otro.

En diferentes vuelos fueron llegando los aficionados blanquiazules a Burgos. Algunos aterrizaron el viernes y otros el sábado para hacerse notar en El Plantío donde se vivió un clima de cordialidad reflejado, incluso, en las redes sociales. Unos 60 llegaron desde la Isla y otros 40 se sumaron de Madrid. Además de muchos otros arribados desde otros puntos (incluso Inglaterra).

Los desplazados, perfectamente organizados, coparon varios restaurantes, cantaron, intercambiaron bufandas, disfrutaron y aprovecharon para conocer la cuidad, como en el pasado viaje a Gijón lo hicieron para pasear por los lagos de Covadonga también. Fútbol y turismo, una excelente combinación que sabe aprovechar muy bien por la mencionada empresa de viajes.

Eso sí, toda la fiesta que se vivió en las gradas no se trasladó al verde, donde el Tenerife tropezó y parece que empieza a desinflarse en el peor momento. "Nuestro gozo en un pozo", se lamentó José uno de los aficionados que animó desde fuera. Era su primer viaje y no salió como esperaba. "El Burgos le metió más intensidad que nosotros", opinó. "Al equipo le falta creérselo para luchar por algo más", añadió.

Carlos e Ita también se estrenaban esta temporada. A pesar del traspié disfrutaron de la experiencia y prometen volver a viajar. Ya tienen los billetes para la próxima salida del equipo, que será ante la Real B. Y de paso han convencido a varios amigos más que se sumarán. Patricia, es otra de las que sufrió el frío burgalés desde ese rincón blanquiazul, aunque ella es una habitual en los partidos fuera de casa: ha estado, entre muchos otros estadios, en Alcorcón, Gijón (13 horas de guagua incluidas) y no podía faltar en Burgos.

"En mi caso, voy con la Peña Ibérica, y aún no hemos ido a un partido cuando ya estamos organizando el siguiente", cuenta esta tinerfeña que vive en Madrid. "No es solo entrar a los estadios y animar esas dos horas, sino preparar los desplazamientos semanas antes (reservar guagua, coche... Incluso alojamiento si tenemos que hacer noche) y ver desde dónde salimos cada uno para intentar ser el mayor número de aficionados posible. Se vive con más intensidad porque al final has hecho un esfuerzo de tiempo y dinero para ver jugar a tu equipo".

A pesar de 'romperse' los pulmones en las tribunas, esta vez el equipo no respondió. Sin embargo, ni Rubén, ni José, ni Carlos, ni Ita ni Patricia ni ninguno de los hinchas del Tenerife que estuvieron presentes en El Plantío bajan los brazos y prometen seguir haciendo kilómetros dándolo todo sin esperar nada. O seguramente sí: el añorado ascenso a Primera División.

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