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GALATASARAY-BARCELONA

Doménec Torrent: "No conozco aún casi nada de Estambul; me falta una bicicleta"

El entrenador del Galatasaray se sienta con AS en Estambul para hablar de su viaje por el mundo para entrenar, desde Barcelona a Río pasando por Nueva York, Manchester o Múnich.

Doménec Torrent: "No conozco aún casi nada de Estambul; me falta una bicicleta"
JOAN M. BASCUDIARIO AS

Domènec Torrent (59 años) nació en Santa Coloma de Farners, jugó como centrocampista en la mayoría de equipos de Girona, luego se dedicó a entrenar sin salir de la zona que le era más reconocible: Palafrugell, Palamós, Girona… hasta que un día Pep Guardiola le cambió la vida y se lo llevó como asistente al Barça. Y de ahí, a dar la vuelta al mundo en los banquillos: Bayern de Múnich y Manchester City como asistente de Pep y luego ya como responsable del New York City, Flamengo y ahora Galatasaray, que dirigirá mañana ante el Barcelona.

¿De niño ya soñaba con salir de Santa Coloma y ver mundo gracias al fútbol?

Para nada, de pequeño quería ser periodista deportivo.

¿Perdón?

Yo iba al Camp Nou con mi padre, que era el viaje más largo que hacíamos en casa, y desde la grada veía a los periodistas en el campo que hablaban con los jugadores y yo lo que quería era conocer a los jugadores. Tampoco es que el periodismo me interesara mucho.

¿Y lo de viajar?

Pues tampoco. Ya ve, de niño ni me planteaba entrenar ni viajar. Y mira ahora.

Pues ha vivido en medio mundo, ¿qué es lo mejor y peor de los sitios donde ha vivido?

Cada una tiene sus cosas, de Río me quedo las playas, la gente, la alegría de vivir; de New Yok que es la ciudad total, en la que no paraba de ir a museos, hacer deporte. Una de mis obsesiones es ir en bicicleta y en New York y Río iba a todas partes en bicicleta.

¿Y de Estambul?

Pues aún no la conozco. No había estado nunca y ha sido una gran sorpresa. Una ciudad enorme donde la gente es encantadora con muchos barrios bohemios. Pero la verdad es que llevamos dos meses instalados, vivimos cerca de la ciudad deportiva y apenas he visto ni Santa Sofia ni el gran Bazar. Lo tengo pendiente para cuando haya el parón de selecciones. Entonces me compraré una bicicleta y a dar vueltas.

¿El idioma es una barrera muy grande tanto en la vida profesional como personal?

Es uno de los principales, pero la gente siempre está dispuesta a entenderte y ayudarte. La parte buena es que como no entiendo los titulares de la prensa deportiva ni las noticias de la tele o de la radio me hago a la idea de que hablan bien de mí. Se vive más tranquilo.

¿El cambio con respecto a vivir en New York, donde el fútbol no es tan importante lo nota?

Sí. Me recuerda mucho a Brasil. Flamengo y Galatasaray son equipos muy parecidos, instituciones que tienen detrás a muchísima gente. Te hacen saber que eres importante.

¿Prefería la tranquilidad de New York?

Al final no tenía tanta. El fútbol está ganando mucha popularidad y al final de la Liga salí dos veces en la tele en un programa de entrevistas y si en Estados Unidos sales por la tele, tu vida cambia. Al día siguiente me paraban por la calle.

Pero aún así, nada comparable a lo que está viviendo en Estambul…

Es que Galatasaray es algo más que un club de fútbol. Es una institución no sólo de Estambul sino del país. El primer partido que dirigí fuimos a Hatay, cerca de la frontera con Siria y nada más aterrizar a la salida del aeropuerto había una multitud apostada en los márgenes de la carretera con antorchas a lo largo de dos kilómetros. Yo pregunté preocupado, “¿son los del equipo rival?”. “No, son los nuestros”, me respondieron. Galatasaray es grandeza, más allá del momento que está pasando. Nos quedan muchas cosas por decir.

¿Es muy complicado ocupar el sitio de toda una leyenda de la institución como era Fatih Terim?

Terim es parte de este club. Es una institución por si misma y yo le respeto, pero nosotros hemos venido a ayudar al club en un mal momento. Nadie les pide a los aficionados que se olviden de Terim, se puede querer igualmente a Terim y apoyarnos. Si no estuviésemos nosotros ahora aquí, estarían otros.

A pesar de la delicada situación del equipo, ¿la afición mantiene su apoyo?

Es impresionante la ilusión de la gente. Están acostumbrados a ganar, pero mantienen un apoyo incondicional al equipo. Para ellos jugar contra el Barcelona en Europa League es un acontecimiento en el que no podemos fallar.

¿El factor público importa tanto como dicen?

Nos influye, porque nos ayudará físicamente. Somos conscientes que ante el Barcelona tendremos momentos delicados de deriva física. Por su calidad, el Barcelona habrá instantes del partido que nos dominará y que incluso nos atropellará y es entonces cuando el estadio tiene que hacer su papel.

¿Lo del infierno turco existe?

Yo no he vivido lo que pasaba en el Ali Sami Yen, pero lo del estadio nuevo es impactante. Son 52.000 espectadores que resuenan como 100.000. Según dicen está construido de manera que mejore la acústica. A nosotros nos ayuda y ante el Barça estará caliente.