Mbappé, dos pájaros de un tiro
La dolorosa eliminación con el PSG elimina cualquier atisbo de duda que pudiera surgirle para seguir en París y le refuerza para empezar a preparar su salida al Madrid.
Kylian Mbappé tiene la vía libre para empezar a preparar la transición de París a Madrid. La dolorosa eliminación con el PSG a buen seguro eliminó cualquier atisbo de duda que pudiera sentir y pensarse dar marcha atrás a su idea de abandonar la entidad parisina. El regreso a casa ha terminado de confirmárselo. Su futuro no dependía de esta eliminatoria, como él mismo anunció tras su exhibición de la ida, pero los acontecimientos refuerzan sus intenciones de convertirse en futbolista del Real Madrid y ese "pacto entre caballeros" que mantiene con Florentino Pérez. El madridismo le mostró cariño, el vestuario blanco le hizo algún que otro guiño y descubrió lo que es el Madrid en las grandes noches de la Champions, la gran obsesión del crack francés.
Nada le impide, a nivel deportivo, dejar París. Ha vivido un salto atrás colectivo desde la final de la Champions de 2020. En aquel momento, se emplazó pese a la derrota a aprovechar esa inercia para intentarlo al año siguiente, por eso el chasco ha sido importante. "Es duro de digerir, pero antes teníamos este bloqueo mental de cuartos de final, ahora hemos acabado con él", se animó entonces Kylian. Un bloqueo que ha regresado a lo grande. La temporada pasada el PSG bajó un escalón al caer en semis contra el City y en esta, con la mayor congregación de fichajes de lujo (Messi, Donnarumma, Ramos...) que se haya vivido en Francia, el sueño de Mbappé se ha resquebrajado en octavos y teniendo una ventaja de dos goles construida por él mismo, a falta de 30 minutos para el final. Para colmo, el proyecto del PSG es una incógnita volátil, con Pochettino con más de un pie fuera y suenan truenos desde Qatar incluso con la gestión del propio Al-Khelaifi.
Nada le impide, a nivel emocional, dejar París. Se ha vaciado por el PSG en esta eliminatoria, a ojos de todo el mundo. Incluso del escrutinio de la prensa francesa. "¿De qué se le puede culpar? Pese al miedo por el golpe que recibió en la previa, fue explosivo, veloz y su gol fue una maravilla", escribía sobre la estrella de Bondy el análisis jugador a jugador de L'Èquipe. En sus influyentes calificaciones personales, Mbappé se llevó un 7, la mejor nota del PSG junto con Verratti. El eterno relegado en la galaxia parisina ha sido el que ha tirado del carro.
Libre de la lupa, camino del adiós
De ese 3-1 para la historia, quedan muchos más matices. A Mbappé, pese a su escenificado asombro por verse en el Bernabéu, casi absorto para las cámaras mientras se deleitaba viendo las obras del nuevo coliseo blanco en el entrenamiento del PSG del pasado martes, no le pesó verse en Chamartín. Al revés, diríase que le espoleó a mostrar con más ahínco la profesionalidad que lleva por bandera (celebró los tres goles, el legal y los dos anulados, con su estilo habitual) mientras siga bajo contrato con su todavía club. Dos goles en la eliminatoria de una calidad de aspirante a Balón de Oro. Durante los tres meses que le quedan en París las lupas de la crítica no le pueden apuntar y eso es una ayuda aunque haya evidenciado tener unas espaldas anchísimas. La Ligue1 está en el bolsillo del PSG (aventaja en 13 puntos al Niza) gracias a sus 14 goles, que ponen en un aprieto precisamente a sus compañeros de tridente (Neymar cuatro; Messi, dos). Por el camino, sí recibió cariños de futbolistas importantes del Madrid como Alaba (las cámaras le cazaron diciéndole una larga frase al oído de un decepcionado Mbappé tras el pitido final) y vio de lo que es capaz su amigo y referente Benzema, con el que mantiene miradas delatoras.
Con el recuerdo fresco de una noche eléctrica de esas que no recuerdan ni veteranísimos de este juego como Carlo Ancelotti, Mbappé ha vuelto a casa casi con aires de despedida del Parque de los Príncipes y de este PSG tormentoso y el Madrid, que estaba confiado en que el astro será jugador blanco antes de la eliminatoria, ahora lo cree aún más.