COPA (SEMIFINALES, VUELTA) | VALENCIA-ATHLETIC
Iribar-Claramunt, recuerdo de la final de 1967 de dos leyendas
Aquella cita del Bernabéu cayó del lado che por 1-2. Ahora no hay favorito para ellos: "Es un partido muy incierto, difícil para los dos, complicado de jugar, una moneda al aire".
Iribar es la mayor leyenda que tiene el Athletic en los más de cien años de historia del club rojiblanco. El exportero nacido en Zarautz cumple hoy 79 primaveras. Y le felicita a la hora de soplar las velas Pep Claramunt, un mito en Valencia. Ambos han tenido tiempo para analizar el envite copero de mañana en Mestalla, que conduce a la final del 23 de abril en La Cartuja. Podría ser la tercera seguida de los leones.
Ambos formaron parte de la final entre Athletic y Valencia disputada en 1967 en el Bernabéu, con triunfo che por 1-2, con goles de Paquito y Vicente Jara. Uriarte anotó por los leones. Son dos One Club Man, uno mundialista y el otro campeón de Liga, con más de mil partidos en la élite entre ambos. "Fue una final muy igualada que se podía decantar por cualquier lado y cayó de su lado. Nos ganaron bien. Cuando llegas a la final y no levantas la Copa, estás triste por haber fallado a la afición, que, como siempre, se desplazó en masa, y luego debes tener el reconocimiento al ganador", expone El Txopo en una entrevista conjunta en Cope Bilbao. "Veníamos de ganar al Madrid en la fase de clasificación y había mucha moral", añade Claramunt. El segundo gol de Marquitos, de espuela, dicen las crónicas que desde fuera del área, se lo recuerdan a Iribar muchas veces.
Claramunt destaca que aquella final enfrentó a dos equipos muy coperos. "Llegábamos ambos con muchas ganas, fue un espectáculo grande. Al margen de lo de los jugadores, por los aficionados en la grada". Tanto él como Iribar admiten que tenían una relación excelente, "congeniamos desde el primer momento, sobre todo por la Selección... éramos rivales siempre con un respeto y admiración grandes".
Claramunt es algo más joven, tiene 75 años, de aquí que considerara a José Ángel "un hermano mayor, un referente, por su prestigio y su gran calidad, y una gran persona". "El trabajo como rivales siempre fue noble, buscando lo mejor para equipos. Hay una admiración mutua", constata el excentrocampista del Valencia, quien no se pierde ni un encuentro del actual equipo de Bordalás: "Veo mucho casi todos los que televisan. No me pongo nervioso, me preocupa el equipo, lo que sí me inquieta es no ver a mi Valencia al nivel que debe, con los grandes, disputando los campeonatos de Liga y en Champions, o en Europa. Está en esta situación y tenemos que ayudar y que vaya recuperando su categoría y sitio en el fútbol europeo". Es un caso distinto del de su amigo vasco: "Normalmente, viajo con el equipo, me agarro al asiento por los nervios, intento controlarme, pero lo llevo dentro. El gusanillo pasa factura".
Ninguna de las dos leyendas ve un favorito mañana. "No le veo ninguna ventaja a jugar la vuelta en Mestalla. Es un partido muy incierto, difícil para los dos, complicado de jugar, una moneda al aire. Pueden ganar los dos. El Valencia no me da las garantías de que en casa va a pasar, porque le cuesta mucho jugar bien y hacer cosas de equipo ganador. Va a ser muy competido, ojalá gane el Valencia, pero va a estar igualado", aventura Claramunt. Mientras Iribar estima que "no va a afectar la amplia derrota en el Camp Nou", incluso "puede ser un revulsivo"; trata de enfatizar en que "el Barça está en muy buen momento".
Sobre el tan debatido modelo de juego de Bordalás, Claramunt concluye: "El fútbol es ganar, todos los entrenadores lo quieren y cada uno emplea los medios que están a su alcance. Estos partidos a veces no son bonitos, de posesión, se juega directo y hay mucho choque y contacto, poco fútbol. Porque los equipos no tienen juego y prevalece la pelea, eso también es fútbol. Si se hace con buena fe, sin mala intención, puede ser también un gran espectáculo con emoción".
El Txopo, que hoy durante la sesión vespertina ha recibido en Lezama la ovación y cánticos de la plantilla por su cumpleaños, rememora que en la temporada 1949-50 se dieron un 5-1 y 6-3 en una eliminatoria entre ambos en Copa, "ahora es otro fútbol, más igualado, más difícil ver goles". Iribar siempre ha sido muy admirado en Mestalla. Cada vez que se dirigía hacia la portería en los prolegómenos de un partido, la grada le ovacionaba. El exguardameta, siempre de negro aunque con alguna concesión al verde oscuro en la recta final de su carrera, alzaba un brazo y respondía a esa muestra de admiración. Curiosamente recibió una propuesta en el inicio de su carrera para fichar por el club che.