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REAL MADRID

Vinicius se frena en seco

Atraviesa su peor racha de la temporada: seis partidos sin marcar. Su último gol fue al Barça en la Supercopa, hace 38 días. Con la vuelta de Karim Benzema, reaparecerá el tándem en Liga.

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Vinicius se frena en seco

Vinicius también tiene malas rachas. Y ahora, en concreto, está sumergido en la peor de la temporada. Lleva seis partidos sin marcar (siete, si se cuenta el Real Madrid-Granada que se perdió por sanción). Su último gol fue hace 38 días, en el Clásico de la Supercopa disputado en Arabia, cuando abrió el marcador fusilando a Ter Stegen por el ángulo corto tras un contragolpe de película. A aquel partido llegó con la estela de superestrella que le está acompañando este curso, el de su explosión futbolística, pero el brillo, desde entonces, ha menguado hasta reflejar su versión más humana.

Porque desde entonces Vinicius ha jugado seis partidos: la final de la Supercopa (2-0 vs Athletic), los dos partidos de Copa (Elche, con prórroga incluida y Athletic), dos de Liga (Elche en casa y Villarreal fuera) y el reciente traspiés en París. Seis oportunidades y ninguna bala certera. Ningún gol. Conclusión: van 608 minutos de sequía. Sus números han menguado de tal forma que no sólo se reducen al apartado goleador: en cuanto a asistencias, sólo ha conseguido dar una en todo este tiempo, el centro a Militao para pescar un punto del río revuelto que supuso la visita ilicitana al Santiago Bernabéu.

Lo máximo que había llegado a encadenar esta temporada sin marcar habían sido cuatro partidos, en diciembre. No probó la sangre ni de Inter (última jornada de la fase de grupos de la Champions), ni de Atleti, Cádiz y Athletic, en lo que fue una recta final del 2021 digna de sobresaliente alto, casi matrícula. En el derbi, de hecho, dio las dos asistencias del partido, dibujando a Benzema y Asensio los puñetazos que tumbaron al vecino. A los lados de ese paréntesis están su diana en el Reale Arena y un doblete de quilates contra el Valencia.

La cuesta de enero

Aunque Ancelotti alegue en rueda de prensa que no ve síntomas de fatiga en ninguno de sus jugadores, tampoco puede esconder que enero ha supuesto una maratón para el 20. El técnico, este viernes, le volvió a defender ante los medios al ser preguntado por su bache particular: "Le está pasando lo mismo que a todo el mundo, que no estamos bien. No es una cuestión física. Vinicius ha tenido un mes de enero muy intenso, pero ahora viene un momento en el que va a bajar el ritmo de partidos y recuperará la efectividad". Y lo cierto es que, cuando habla de "un mes de enero muy intenso", no le falta razón.

Vinicius empezó el año contagiado de Covid, lo que le hizo perderse las visitas al Coliseum y Alcoy. Volvió ante el Valencia y, casi sin tiempo para coger ritmo, zarpó hacia Arabia, donde ganó la Supercopa. Después jugó 117' minutos coperos en el Martínez Valero para inmediatamente después volar con Brasil y jugar en Quito y Belo Horizonte. Volvió y sin tiempo para coger oxígeno, saltó a San Mamés, donde inevitablemente se le vio exhausto. Fueron ocho partidos (y un viaje transoceánico) en cuatro semanas.

Sin Benzema no hay paraíso

Que Karim y él sean el pichichi y tercer máximo goleador de LaLiga no es casualidad. Forman el tándem más temible de la competición y los números lo avalan. Pero si falta uno, la bicicleta se desmorona. La mala racha del brasileño ha coincidido con la ausencia del francés por lesión. Ni con Jovic, ni con Asensio y Bale de falsos nueves, fue capaz de coordinarse como lo hace con su escudero. Todo fluye cuando está Benzema: le da un promedio de 5,6 pases por partido y él, le devuelve una media de 5,8. Y aunque se reencontraron en París, no fueron los de siempre. Por eso este sábado, en Liga, donde todo funciona, están llamados a volver a ser ese dúo de pólvora que lleva meses asombrando.

Benzema y Vinicius durante un partido de Champions.
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Benzema y Vinicius durante un partido de Champions.Pierre-Philippe MarcouAFP

Todo empezó contra el Alavés

Porque da la casualidad de que Vinicius tendrá delante al rival con el que empezó su metamorfosis a galáctico. En Mendizorroza jugó el Madrid su primer partido y él regaló el zarpazo inaugural de la temporada, de su gran curso: Alaba sirvió un balón con música y el 20, entre dos torres como Laguardia y Lejeune, cabeceó a la red tirándose en plancha. Aquella tarde fue suplente (entró por Hazard en el 65'), pero estaba siendo el comienzo de algo grande. De su sazón particular.

Porque una semana después repitió banquillo ante el Levante y, con dos goles en media hora, se independizó del reparto para ser protagonista: desde entonces siempre que ha sido convocado, ha sido titular. De revulsivo a indiscutible. En Mendizorroza prendió la chispa de un Big Bang. Y este sábado, ante el mismo rival, el Vinicius más humano intentará recuperar la ferocidad que enero le robó. Con Benzema, el Bernabéu y -por fin- descanso en sus piernas, está listo para dejar atrás su frenazo en seco.