En las guerras no gana nadie

Todavía quedan doce jornadas para el final de la liga portuguesa pero una victoria de hoy del Oporto hubiese supuesto una ventaja de nueve puntos sobre el Sporting. Un partido clave en la clasificación que se vivió con la tensión que merecía. Desde el primer momento, la intensidad del partido fue excesiva, obligando, con ello, a errores de organización, precisión y tiempos.

La primera parte tuvo un claro dominador, el Oporto, pero también un claro vencedor, el Sporting. Los visitantes marcaron dos goles gracias a fallos graves de coordinación en la defensa del Oporto. Matheus Reis entró libre por la banda izquierda en ambos tantos y Mbemba, en el primero, y Pepe, en el segundo, estuvieron perdidos ante los remates de Paulinho y Nuno Santos.

La tensión crecía en cada choque. Hubo trece faltas en esta primera parte con cinco amarillas. Varias de ellas llegaron tras una tangana de la que, además, también salió mal parado un miembro del cuerpo técnico de Rúben Amorim. El árbitro se vio en la obligación de llamar a Coates y Pepe, capitanes, en el minuto 45 para intentar calmar la excesiva tensión del encuentro, pero no surgió demasiado efecto porque el propio Coates fue expulsado en el 48.

El central uruguayo, que ya tenía amarilla por una acción en la que le pisaban a él y no al revés, vio la segunda tarjeta cuando agarró a Evenilson cuando este iba directo a la portería de Adán. El español estuvo espectacular cuando el Oporto apretó frente a diez, sobre todo en una acción de mano a mano con Taremi, pero en el minuto 78 no pudo hacer nada ante su remate de cabeza.

A partir de entonces, el Oporto siguió buscando el gol de la victoria y el Sporting se defendió como pudo. Al menos pudo mantener la desventaja en seis puntos, pero la liga portuguesa empieza a coger tintes blanquiazules.