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COPA (SEMIFINAL) | ATHLETIC-VALENCIA

Marcelino-Bordalás, alta tensión

Los piques entre ambos entrenadores tuvieron su cúlmen en los cuartos de Copa de 2019, lo que propició una tangana monumental entre Getafe y Valencia. Después, el tono se rebajó.

Marcelino y Bordalás se saludan.
ALBERTO IRANZO

EI 29 de enero de 2019, a eso de las 23:30 de la noche, el Valencia de Marcelino había dejado en la cuneta al Getafe de Bordalás, en los cuartos de final de la Copa. Dos goles de Rodrigo en el descuento le quitaron de un plumazo al Getafe la posibilidad de pelear por jugar una final. El árbitro pitó el final, Mestalla estalló y en el césped se montó una tangana de dimensiones descomunales, con agresiones, insultos, jugadores acorralados y expulsiones por ambos bandos.

En esa trifulca no estuvieron involucrados Bordalás ni Marcelino. Pero sí es cierto que el clima que se había generado en las semanas anteriores, con intercambio de mensajes en ambas direcciones en las ruedas de prensa, incitó a unas imágenes que nadie deseaba.

Marcelino criticó la manera brusca de jugar del Getafe, Bordalás respondió aludiendo a Klopp, que meses antes había dicho que "no sería Marcelino ni un segundo de mi vida". "Yo no he tenido problemas con ningún entrenador, Marcelino sí los ha tenido", comentó el alicantino. No fueron los únicos conatos previos a la tangana. El gesto de "llorones" de uno de los ayudantes de Bordalás no gustó a la plantilla. Y Rodrigo Moreno celebró la remontada con ese mismo gesto en pleno delirio blanquinegro. Anteriormente, Damián, jugador del Getafe, llegó a subir al autobús del Valencia para increpar al segundo entrenador del Valencia, Rubén Uría.

El caso es que la relación Marcelino-Bordalás se tensó de una manera inusitada para dos colegas de profesión, una rivalidad que databa desde 2005 cuando el Alicante de Bordalás eliminó al Recreativo de Marcelino, en Copa del Rey. Sin embargo, ambos se dieron cuenta de la animadversión que se había creado y a partir de ahí rebajaron la tensión.

De hecho, ya nunca más hubo declaraciones altisonantes por ninguna de las dos partes. El hacha de guerra acabó por enterrarse en el duelo de la primera vuelta entre el Valencia y el Athletic. Ambos se saludaron cordialmente y Mestalla ovacionó a Marcelino.