El mercado del Levante, varado por la crisis deportiva
Las principales opciones rechazan recalar en Orriols y el club está siendo incapaz de desprenderse de activos para reconducir el déficit económico antes del 30 de junio.
La situación deportiva del Levante afecta a todos los niveles en las oficinas de San Vicente de Paül. El club ve como las principales opciones del mercado rechazan recalar en Orriols, como Álvaro González o Manu Vallejo, mientras está siendo incapaz de desprenderse de activos para reconducir el déficit económico, tras presupuestar 10,5 millones de ingresos netos por ventas de futbolistas antes del 30 de junio. La amenaza del descenso lo condiciona todo.
El Levante había apuntado alto en el mercado para tratar de incorporar piezas que aumentarán el nivel de la plantilla. No se iba a "fichar por fichar", se desprendía desde el club.
Sin embargo, el propio Alessio Lisci, que un día antes había puesto de manifiesto "el buen trabajo" llevado a cabo durante la ventana de enero, y confiaba en la llegada de jugadores, reconoció que "con la clasificación que hay a algun jugador le puede costar venir aquí".
En el capítulo de salidas tan sólo ha marchado Pablo Martínez, con un gran cartel en Segunda tras su impacto en el Mirandés la temporada pasada, en calidad de cedido al Huesca. En ese sentido, el Levante tan sólo cuenta, por el momento, con una ficha profesional disponible para abordar lo que resta de mercado.
Mientras, los tanteos por los principales activos del equipo no se trasladan en ofertas cuando la entidad ha presupuestado 10,5 millones en traspasos antes del cierre del presente ejercicio para cuadrar las cuentas y no finalizar por segundo año consecutivo con pérdidas notables.
Pese a ello, todavía queda margen de actuación en el mercado. Seis frenéticos días en los que el Levante trata de cerrar las incorporaciones marcadas en la planificación (se trabaja en un central y un atacante que pueda encajar en banda) y soltar lastre de la actual plantilla.