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BURGOS - LEGANÉS

Duelo para escapar de la quema y poder soñar con algo más

El Burgos y el Leganés, ambos con cambios, quieren alejarse lo más posible de la zona de peligro y acercarse a los puestos que dan derecho a la promoción de ascenso a Primera.

Pablo Valcarce será uno de los líderes del Burgos ante el Leganés.
RICARDO ORDÓÑEZ
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El Burgos regresa a El Plantío después de un mes de su último encuentro ante sus aficionados y lo hace recibiendo a un Leganés muy mejorado desde la llegada de Nafti al banquillo pepinero (sigue el partido en directo en As.com). El equipo burgalés ha pasado por momentos complicados por el coronavirus después del parón navideño y muchos de sus jugadores han resultado ser positivos en los sucesivos test realizados. Finalmente, Julián Calero ha recuperado a la mayoría de ellos, aunque no estarán en las mejores condiciones. Solamente Claudio Medina causará baja por ese motivo, además de Grego Sierra, que está sancionado, y Raúl Navarro, intervenido quirúrgicamente de una lesión de menisco.

El equipo blanquinegro solamente ha sumado un punto a en los tres últimos partidos tras las derrotas en los desplazamientos a Gerona y Valladolid y el empate en su feudo ante el Amorebieta. Julián Calero deberá encontrar un compañero a Córdoba en el centro de zaga, ante la baja de Grego Sierra y recomponer el centro del campo, tras la ausencia de Raúl Navarro. Los locales se presentan con tres puntos de ventaja ante los madrileños por lo que una victoria les haría abrir una brecha notable.

El Leganés, por su parte, vive abotargado por un debate que divide su existencia entre la realidad y el deseo. Entre su ser y deber ser. Porque, aunque el equipo fondea la clasificación desde que arrancó la temporada (precisamente su rival hoy, el Burgos, descorchó en curso y los primeros pitidos en Butarque), al sur de la capital se siguen oyendo voces que entonan cánticos de playoff. Los hay, como Randjelovic, que lo hacen a lomos de su ambición y una plantilla que, insiste, es para cotas mayores. Otros, sin embargo, hablan de ambición, pero sin ponerle el cascabel al gato y con la permanencia como primera obsesión por si las moscas. Y luego está Nafti, navegante entre ambas aguas para reclamar más, sin ponerle nombre a su objetivo, ése que define con el verbo crecer.

Discurso cortoplacista que, sin embargo, cambió en la previa de su salida a El Plantío para insistir en que no se podía especular. Que a él solo le vale ganar al Burgos. Que salir al empate es condenar a los suyos. Aguijonazo a los suyos que también acompañó de reflexiones de mercado. "Entiendo que mis aficionados estén enfadados porque no haya fichajes, pero me gustaría que se enfadaran para exigir más a esta plantilla", comentó poniendo el listón de la necesidad en un grupo que llega por primera vez impoluto a una jornada de Liga más allá de las dos bajas conocidas. La de Vico, por lesión, y Omeruo por jugar la Copa de África. El resto está disponible, aunque Nafti ha decidido no agotar las 23 vacantes de la convocatoria y sólo ha llamado a 22 hombres. Fuera se han quedado el último fichaje (Rober Ibáñez) por falta de forma, además de Doukouré y Eraso. En el caso de ambos podría ser un mensaje invitando a la salida en el mercado invernal.

Y todo para dibujar un once en el que no se intuyen cambios sustanciales. El equipo titular pivotará (de nuevo) sobre un concepto ofensivo (Nafti dixit) y el triunvirato de la medular. Recio, Gaku y Pardo son la sala de máquina que alimenta las ilusiones de este Leganés peligroso fuera de casa (suma cuatro triunfos de visitante) frente a la versión gris de local (sólo dos victorias). Unos 300 pepineros acompañarán al equipo en las gradas en un desplazamiento que se mira con esperanzas para iniciar una remontada que de una vez por toda entierre (para bien) el debate del Leganés esta temporada.