El Leganés crece, el Málaga se desploma y la afición se divorcia de José Alberto

El Leganés sigue con su escalada y el Málaga, en caída libre. El equipo de Mehdi Nafti se llevó los tres puntos en un partido donde fue muy superior desde el segundo uno. Ganó por 0-2. Pero tranquilamente pudieron ser más. El Málaga no hizo ni un disparo ¡ni uno entre los tres palos! y convirtió con sus temblores y ramalazos de desidia a Riesgo en un espectador que ni sufrió ni padeció. El Lega sale del hoyo con solo una derrota en ocho partidos. Y el Málaga se aproxima a la fractura porque la afición demostró que no está con José Alberto López. Mal asunto.

El cuadro madrileño arranca con posesión de balón y el Málaga, desorientado. A los 8’ Dani Martín manda a córner un trallazo a bote pronto de Recio. Tres minutos después una falta de entendimiento, o mala inteligencia entre Escassi y Lombán es aprovechada por Borja Garcés. El uno contra uno es interceptado por Dani Martín que, de nuevo, detiene otro recado de Recio. En solo un cuarto de hora, tres ocasiones forasteras.

Lejos de espabilar, el Málaga volvía a mostrar sus tremendas carencias. Mal en defensa, sin presencia en el centro del campo e inexistente en ataque. La superioridad de los de Nafti era sencillamente abrumadora. Jugaba como y cuando quería y sus cuchillos, Arnaiz y Naim destrozaban por su banda. La desesperante lentitud y descolocación de Lombán y Peybernes eran un aliado inesperado. Y el bueno de Dani Martín, vendido.

Los segundos 45’ no mejoraron al Málaga. Al contrario. Fue peor. A los 50’ las eternas jugadas de estrategia volvieron a castigar a los de José Alberto. Falta que Rubén Pardo mete en el área pequeña, los defensas blanquiazules en otras cosas y Omeruo, a placer anota el 0-1 porque Víctor Gómez vuelve a romper el fuera de juego. Premio para quien más lo estaba mereciendo. Los cambios no aportaron nada a los malaguistas y para colmo de males Hicham, que entró a los 58 minutos se retiró. Otra lesión y serían cinco o seis en menos de un año.

El orden del Leganés era la muerte de este Málaga desorganizado, sin cordura ni hilación. De un ataque sin orden ni plan llegó una tremenda contra donde Randelovic se fue por velocidad de unos defensas más lentos que el caballo del malo. Su pase de la muerte a Juan Muñoz fue convertido en el 0-2 para desesperación de la hinchada de La Rosaleda.

Un Málaga que terminó desquiciado y con Antoñín al borde de un ataque de nervios y la expulsión. Una desazón que se trasladó a la grada donde la afición de forma significativa, pidió la dimisión de José Alberto mientras, curiosamente, reconfortaba a los jugadores pese a su desastrosa actuación y a solo acumular un punto de 12. El Leganés sale del hoyo y se acerca a lo que debe ser.