El Valencia se acostumbra a no perder
El Valencia no acumulaba 5 partidos seguidos sin perder en LaLiga desde hace justo dos años. Bordalás está intentando cambiar una peligrosa tendencia: la costumbre de perder.
La primera fase de la temporada del Valencia Club de Fútbol no ha sido ni mucho menos brillante. Un arranque prometedor, una crisis de derrotas y unos duelos broncos en los que las victorias no han terminado de llegar. Asumido que el gran arranque fue un espejismo, pero que la crisis de derrotas se logró superar, Bordalás dio un giro al equipo tras la debacle en el Villamarín (4-1). Desde entonces solo había un objetivo en mente: No perder.
El equipo dejó de ir a buscar tanto al rival arriba, le esperó con una defensa atrasada y así se ganó al Villarreal, se logró un meritorio empate ante el Atlético de Madrid y otro ante la Real Sociedad. Al mostrarse tales argumentos insuficientes para lograr victorias con asiduidad, poco a poco los che fueron 'saliendo de la cueva' y tras el empate frente al Rayo, el domingo en Balaídos dieron un golpe sobre la mesa con el triunfo. Así, tras sumar cuatro derrotas y tres empates antes de la mencionada debacle en Sevilla, los che han acumulado ahora cinco duelos sin perder con dos triunfos y tres empates.
El dato es significativo por dos razones. Primero porque desde 2019, curiosamente en las mismas fechas, el Valencia no sumaba cinco jornadas de competición doméstica sin caer derrotado. Segundo, y derivado de la primera razón, porque Bordalás poco a poco está poniendo fin a una peligrosa tendencia que se había instalado en el Valencia la costumbre de perder. Decir que el vestuario, los entrenadores pasados, o el club en sí se había acostumbrado a caer derrotado no sería verdad, pues si algo ha tenido -sobre todo el vestuario- es siempre la voluntad por sumar los tres puntos cuando peor lo ha pasado el equipo.
Sin embargo, las derrotas en la capital del Turia han llegado de manera demasiado repetida en los últimos años y lo que antes era un drama para todos los estamentos del club, terminó llegando a ser un elemento rutinario en algunas fases de los últimos meses (el año pasado el equipo sumó 10 triunfos, 13 empates...Y 15 derrotas). Bordalás está procurando que los suyos se acostumbren a no perder, y por ello es evidente que se puede tildar de que en las últimas semanas su equipo ha jugado más a no perder que a ganar. Sin embargo, esa confianza que le han dado los empates le sirvió en Balaídos para darle la vuelta al luminoso. Acostumbrados a no perder, ahora falta acostumbrarse a ganar.