REAL VALLADOLID 2 - EIBAR 0

Aprobados y suspensos del Pucela: Del sostén al golpeo

El Real Valladolid venció al Eibar después de hacer 45 minutos de nivel, los segundos, tras caer en la maraña de Garitano en los primeros 45.

Valladolid
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El Real Valladolid se impuso al Eibar en un partido de tópicos, de esos de poder a poder, resuelto de manera favorable a los blanquivioletas después de que, al contrario que los azulgranas, aprovechasen sus ocasiones en la segunda mitad. El conjunto de Pacheta fue superior en ese segundo periodo, después de no encontrar su juego de recientes envites al caer en la telaraña tejida por Gaizka Garitano.

Roberto: Tuvo cierto trabajo en el primer periodo, aunque los disparos del Eibar o no fueron a sus dominios o no fueron fuertes o claros. En la segunda mitad la mejora del equipo le permitió verse menos agobiado, teniendo que intervenir menos.

Luis Pérez: Peleón en campo rival, ganándole la partida a Venancio varias veces con su dibujo inicial. En defensa le exigieron las subidas de Tejero, pero rindió a buen nivel, con un buen corte en la frontal a la hora de juego.

Joaquín: Su pelea con Blanco Leschuk fue imponente por el físico de ambos. Corrigió bien abajo un rechazo deficiente de Nacho. De menos a más, como el equipo en líneas generales, se vio sobreexigido en el primer periodo.

El Yamiq: Imperial a campo abierto en varias acciones con Stoichkov, al que ganó por piernas. Se impuso, además, en el 100% de las disputas aéreas en las que intervino. Con su testazo a la red de Yoel, inapelable, coronó una buena actuación.

Nacho: Asomó en el área rival para poner el centro tras el pase de Plata. Una imperfección en un despeje proyectó a Stoichkov en el 58'. Su centro para el gol de El Yamiq fue precioso y preciso al punto de penalti. También lo fue su cambio de orientación en el 2-0.

Plata: Tuvo mucha fe para recuperar el balón que favoreció la primera oportunidad. Se vino mucho adentro a intentar hilvanar con poco acierto. Ante la superioridad táctica del Eibar, fue el primer sacrificado por Pacheta.

Roque Mesa: El jerarca del centro del campo. Le costó encontrar líneas de pase en un primer tiempo en el que el equipo se atascó en la maraña vasca y volatilizó a los puntas. Puso orden a sus compañeros y acabó siendo superior al mediocampo rival.

Aguado: El entramado eibarrés le dificultó la capacidad de incidir en su mitad del terreno de juego, aunque volvió a capitalizar el cuero con extremo acierto (91% de acierto en el pase). Dejó un servicio magnífico de picadita que Óscar Plano no alcanzó a rematar.

Óscar Plano: Tardó en activarse y replegar en la primera ocasión del Eibar. Le costó muchísimo acabar de leer el encuentro y el equipo pasó muchos apuros por su costado. Mejoró, con mucho, en la segunda parte.

Sergio León: Entre Yoel y el palo le impidieron adelantar al Pucela en el minuto 50. Fue preludio de varias buenas intervenciones, que paliaron la oscuridad a la que le condenó el sistema de tres centrales de Garitano antes del descanso.

Weissman: Sergio Álvarez le persiguió tanto que no sería de extrañar que el hebreo se lo encontrara detrás de él al abrir la puerta de casa. No fue capaz de meter la punterita al centro de Kike. A continuación, un remate de tijera se le fue al larguero.

Toni Villa: Un cabezazo suyo fue repelido nada más entrar al campo por la zaga. Rompió bien a la espalda saliendo de zona, pero su enterega fue dura. Tuvo una enorme sangre fría para finalizar del mejor modo la transición del 2-0.

Kike Pérez: Hizo una delicatesen preciosa en el minuto 88 que terminó con una ocasión clarísima, regateándose a su par en una baldosa. Cada vez que entra en el lado izquierdo, lo oxigena.

San Emeterio: Colaboró con el empuje del Pucela en los minutos de que dispuso, atinando en nueve de los diez pases que intentó.

Cristo: La defensa le privó de un golazo tras un recorte magnífico. Entonado, aportó en el último trecho del tapiz en los minutos que tuvo.

Olaza: Refrescó el lateral izquierdo, en el que Nacho le ha ganado recientemente la partida. No desentonó, aunque tampoco tuvo mucho tiempo para brillar.

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