Laporta huye de la confrontación y pide unidad en la Asamblea
El discurso del presidente fue soprendentemente gris: eludió cualquier conflicto, solicitó unidad y pidió confianza a los socios compromisarios.
Joan Laporta inició la que según sus palabras era "una de las asambleas más importantes de la historia, porque la institución está en una situación extraordinariamente delicada" con un discurso de 26 minutos que sorprendió por su falta de fondo, ausencia de mensaje y resolución. En un ejercicio que recordó mucho al Laporta que estaba en campaña electoral y que medía con pie de rey sus palabras, el presidente evitó todos los charcos en su informe anual, pidió a los socios remar en la misma dirección. Por iniciativa propia quedó claro que no iba a a hablarse de nada polémico, puesto que su discurso institucional se limitó a explicar a los presentes el orden del día a base de generalidades. Ni rastro de los discursos cargados de contenido de su primera época. Todo ello, ante 714 socios sobre los 4.457 compromisarios con derecho a voto.
Laporta explicó de nuevo que su junta tiene un plan para reflotar la situación del club basada en varios ejes a nivel económico, deportivo, medio ambiental y de participación. Incluso habló de colaboración con la ONU.
El presidente marcó desde el inicio la trascendencia de tomar decisiones "que afectarán al futuro de las generaciones futuras. El Barça está en sus manos, no en la de terceros. Ni estados ni fondos de inversión".
El cierre de la temporada 20-21 fue definido por Laporta como "el peor de la historia del club, las responsabilidades ya veremos si se pueden depurar. Lo que está claro es que hubo una grave deficiencia en la gestión de los anteriores responsables. Hay que sacar al club del pozo institucional en el que está metido".
Solicitó a los socios que apoyaran todas las iniciativas que les presenta el club tanto a nivel estatutario como de infraestructuras, comparando el "impacto del Espai Barça para la ciudad al que tuvo el proyecto de Barcelona 92".