Vicente Moreno sale ganador
El técnico del Espanyol es agua frente a la hoguera en los banquillos de Primera. La gran victoria ante el Real Madrid le refuerza como mucho más que especialista en ascensos.
Como masanasero, nacido a unos ocho kilómetros de Valencia capital, es conocedor Vicente Moreno de las fallas. Como las que metafóricamente se están produciendo esta semana en LaLiga, que experimenta la tormenta perfecta de un parón de 15 días sin fútbol y la impaciencia que puede dar la zona baja de Primera tras ocho jornadas. Sin embargo, y mientras empiezan a caer entrenadores –Paco López en el Levante y Míchel González, en el Getafe–, el técnico del Espanyol ve su posición más reforzada que nunca.
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El triunfo del pasado domingo ante el Real Madrid le diploma de algún modo como entrenador de Primera, ya que demuestra la existencia de un plan de partido sin fisuras ante el líder de LaLiga, ante una de las plantillas más poderosas del planeta. Y demuestra también que, ante las críticas de las últimas semanas por la falta de un estilo definido, la respuesta reside en el empleo acertado de diferentes recursos en función del contexto de partido, del momento: estilo asociativo, juego directo, contragolpes, defensa en bloque bajo… Aunque él mismo se encargó de recalcar que no son más que tres puntos, si alguien salió especialmente ganador del choque ante los de Carlo Ancelotti fue el preparador perico.
Y, aunque viendo el partido ya es evidente que el 2-1 no fue fruto de la casualidad, Vicente Moreno es repetidor. Ya en el Mallorca, hace dos temporadas, derrotó al Real Madrid como local casi en la misma jornada –la novena entonces, la octava ahora– siendo un recién ascendido ante el líder de Primera y jugando con el despiste blanco entre el virus FIFA y su participación en la Champions. Aquel 19 de octubre el goleador fue Lago Júnior y el único madridista que inquietó al equipo de Moreno fue Vinicius Júnior, igual que esta vez lo hizo Karim Benzema.
Coincidencias a un lado, e independientemente del desenlace que pueda sucederse –aquel Mallorca acabó bajando muchos meses más tarde–, nada tiene que ver marcharse al parón internacional con nueve puntos y un incontestable triunfo frente al Madrid que hacerlo con seis e inmerso en dudas.
Quedan 30 jornadas por delante, y los números de Moreno en Primera aún tienen un amplio margen de mejora –11 victorias, nueve empates y 26 derrotas en 46 jornadas– pero al menos, mientras en otros banquillos prende una hoguera el del Espanyol navega hoy sobre una balsa de agua, de tranquilidad, aun con mucho todavía por hacer.