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LEGANÉS

Leganés, decibelios contra la crisis

El club se vuelca para conseguir que Butarque sea de nuevo la olla a presión que siempre fue. El objetivo también es evitar pitadas disruptivas como la de las útimas jornadas.

Leganés, decibelios contra la crisis
JUAN MEDINAREUTERS

El Leganés, a través de todos sus estamentos, anda enzarzado en invocar Butarque y sus gradas de cara al vital partido que mañana (18:15) disputará contra el Amorebieta. Así, dicho en frío, el duelo no parecía trascendental cuando el calendario repartió quién jugaría contra quién. Pero ahora, tras cinco jornadas, los pepineros sólo suman dos puntos y el rival, un recién ascendido con cara de equipo-roca, emerge disfrazado de enemigo trascendental al que arrebatarle tres puntos para iniciar la remontada. Tarea que no será fácil, insisten al sur de la capital, y para el que el público blanquiazul se antoja pieza clave, repiten.

El llamamiento recurrente a que la parroquia pepinera se vuelque con los suyos no es casual, ni se circunscribe sólo a la situación deportiva delicada que atraviesa el equipo en este comienzo de temporada, sino que también pretende evitar los pitos que se gestaron contra el Burgos y explotaron frente al Ibiza. Lo (casi) nunca visto en un recinto siempre fiel, pero al que la pandemia y las exigencias post-descensos han afilado el morro hasta convertir en imperdonable lo que antes eran gajes de oficio.

“Jugar en Butarque de rival siempre era jodido”, reconocía este viernes en AS Rubén Pardo. “Leganés nunca ha fallado al equipo cuando las cosas han ido mal, porque eso es el Lega. Aquí para disfrutar de un momento bueno hemos tenido que pasar muchos momentos malos”, añadía Asier Garitano en sala de prensa.

Sus palabras, como los gestos del club a lo largo de la semana (actos sociales, eventos para mezclarse con su afición) pretenden inyectar entusiasmo en las gradas y aparcar las críticas, al menos durante el partido. “Si luego las cosas no van bien, que el público me pite a mí, pero que dejen tranquilos a los que están en el césped durante los 90 minutos”, enarbolaba Garitano para hacer las veces de escudo humano frente a las presiones a su plantilla en caso de (otro) tropiezo.

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Más fácil sin huelga

Pese a aquellos pitos inaugurales, la sensación generalizada del club es que Butarque responderá, que no actuará como lo visto en las dos primeras jornadas de Liga. Que será casi el bastión de antaño. El 60% de aforo permitido y que todos los socios puedan acudir a sus asientos sin sorteo alguno ayudará.

También será clave el abandono de la huelga que mantenía la grada de animación, que en los dos primeros partidos se negó a volcarse con los suyos en protesta, no con el club, sino con el Gobierno por dejar sólo un 40% de aforo en los estadios para el comienzo del curso. Desde el club hay voces que creen que aquella decisión tomó como rehén al equipo sin merecerlo y que fue un silencio que hizo daño al bloque cuando más lo necesitaba.

Nueva megafonía

Ahora ese silencio se transformará en ruido mayor gracias, primero, al fin de la medida reivindicativa. También la ampliación a un sector más de esta grada de apoyo al equipo y la instalación, por último, de un nuevo sistema de megafonía para que, desde esta grada, se escuche más a los jugadores.

Seis altavoces Fonestar-TI-16 100V/50W que se instalarán en los próximos días y que, sin ser "la bomba", admiten en Butarque, sí que darán mayor sonoridad a los hinchas, que, como dicen uno de sus cánticos, “nunca dejan de animar”. Una obligación necesaria más que nunca si el Lega pretende recuperar el infierno de Butarque para la causa de Garitano y sus chicos.