Nueva temporada, nueva competición, nuevo capitán, misma obsesión
El Racing debuta con Íñigo con el brazalete y con la incógnita de si podrá contar con Pablo Torre y Satrústegui, tocados. En el Tudelano todo es nuevo
El Racing es un año más, uno de los favoritos para estar en la carrera del ascenso a Segunda. Más, probablemente, fuera de Cantabria que en su casa, en donde se ve más de cerca por donde tira el traje, pero es indiscutible que por historia, presupuesto y respaldo social, al equipo santanderino se le debe exigir estar cerca al menos de pelear por subir. Y no ha habido nadie este verano en el vestuario, la verdad, que haya dicho lo contrario. A partir de mañana se empezará a ver si el proyecto que lidera Guillermo Fernández Romo tiene el cuajo que se le presupone.
De entrada, y después de una pretemporada muy plácida, al técnico madrileño le han crecido los enanos en la última semana. Dos de sus tres jugadores franquicia, los llamados a liderar el juego ofensivo, Pablo Torre y el defensivo, Eneko Satrústegui, se han lesionado (levemente, eso sí) y su presencia en el once está en serio riesgo. En la última sesión de la semana, a puerta cerrada en El Sardinero, han entrenado con aparente normalidad, pero sus sensaciones están lejos de ser óptimas y entre ambos y el técnico decidirán si merece la pena correr el riesgo. La lesión de Pablo, esguince de tobillo, con menos peligro de recaída, le puede permitir estar en el banquillo por si es necesaria su aportación en los últimos minutos, mientras que la del navarro, pequeña rotura de fibras en el muslo, podría convertir en más arriesgada su alineación.
Que el Racing sin Pablo Torre es otro, bastante peor, que con él en el verde ha sido una evidencia todo el verano. Ha sido el único capaz de engrasar el centro del campo y hacer que el juego de los pivotes llegue a los cuatro de arriba. La alternativa más probable, Manu Justo, dejaría el sistema más cerca del 4-4-2. Más pólvora y menos gente en la sala de máquinas. La otra alternativa podría pasar por meter un tercer centrocampista, Borja Domínguez o Bustillo, la gran revelación del verano. Por Satrústegui, si no juega, no hay duda, entrará Mantilla para formar pareja de centrales con Pol Moreno.
En el resto del once inicial no es que estén las cosas claras. Salvo para Romo, se entiende. Lucas Díaz o Parera en portería, Íñigo o Tienza de ancla, Camus o Bustos en el extremo izquierdo... Con Cedric, eso sí, acertamos todos. La pretemporada del nigeriano ha despejado cualquier duda: el 9 es suyo.
Si el Racing presenta muchas incógnitas, cosa lógica ante la primera jornada, más todavía lo es el Tudelano. Un clásico de la Segunda B que llega a esta recién nacida Primera RFEF plagado de novedades: ha cambiado de propietarios, ahora con capital argentino, entrenador, y nada menos que 16 jugadores, siete de ellos extranjeros. Sin duda, a Javier Olaizola, su nuevo entrenador, le hubiera gustado tener algo más de tiempo para conjuntar un equipo. Haría bien el Racing en recordar que las dos veces que se enfrentó la pasada temporada a este técnico, entonces en el Arenas, le salió muy caro. En el partido de Gobela fue destituido Javi Rozada y en el de El Sardinero, ambos duelos empatados, se escaparon a los santanderinos sus opciones de pelear por el ascenso. A este primer partido el Tudelano llega con una convocatoria de solo 18 jugadores (frente a los 21 que se pueden inscribir en el acta) y con el delantero argentino Matías Chavarría de baja por lesión.
(Foto superior: Íñigo Sainz-Maza, nuevo capitán racinguista, posó el viernes para AS con su brazalete en La Magdalena)