Sergio García, la retirada de un campeón de Europa
A sus 38 años, lo deja tras su última experiencia en Tercera. Goleador empedernido con la Selección, Barça, Levante, Betis, Zaragoza y, en especial, Espanyol.
De las calles del Bon Pastor de Barcelona, un barrio limítrofe, humilde, rodeado de polígonos, nació uno de los mejores delanteros del fútbol español de las últimas dos décadas. Ese niño, Sergio García de la Fuente (1983), ha anunciado su retirada a los 38 años después de 546 partidos en el fútbol español y 152 goles. Su última experiencia demostró su amor al fútbol, al jugar en Tercera División en la Montañesa junto a amigos como Joan Verdú.
“El fútbol me acompañó toda la vida. En el barrio, el balón era mi compañero inseparable… ¡Ahora toca decir hasta aquí!”, escribe en sus redes, entre exclamaciones, las mismas que acompañan una carrera que cuenta con un broche, la Eurocopa de 2008 con Luis Aragonés, el título que abrió un camino histórico para la Selección.
Máximo goleador de la cantera del Barça
Hasta los diez años, Sergio García jugó en el Bon Pastor, el club del barrio, al lado de casa. Delantero rápido, habilidoso y pícaro, formado entre la calle y escuelas de fútbol como la Damm, que lo pescó para disfrutarlo dos años hasta que en 1995 se lo llevó el Barcelona. Internacional Sub-17, Sub-19 y Sub-21, fue máximo goleador del momento de las categorías inferiores azulgrana y una promesa que debutó con Fran Rijkaard el 2 de septiembre de 2003, el estreno de Ronaldinho ante el Sevilla, en el encuentro conocido como el del Gazpacho.
Sin oportunidades (solo jugó cuatro partidos) se marchó al siguiente al Levante, donde demostró ser delantero de Primera: 31 partidos y siete goles. Su buena temporada le llevó a desligarse de un Barcelona que no confió en él y recaló en el Zaragoza, club en el que estuvo tres años, jugó 90 partidos, anotó 14 goles y se acostumbró a jugar en la banda derecha. Tenía calidad para ocupar las cuatro posiciones de ataque.
De 2008 a 2010 vivió una etapa agridulce con el Betis. Marcó 21 tantos en 62 encuentros y un descenso. Era su tercero, tras experimentar lo mismo con Zaragoza y Levante. Llegó al Espanyol, con Mauricio Pochettino en el banquillo, con algo de peso y con ese cartel. Costó alrededor de seis millones a pagar en los mismos años. Tardó en asentarse y la grada empezó a corearle el nombre de Falete, por su coleta. Un término que aceptó con la cintura que siempre ha tenido Sergio García.
Falete triunfa en dos etapas de perico
Ya sin Raúl Tamudo, en el RCDE Stadium, en una época de transición para el Espanyol, Sergio García se convirtió en el ídolo. Jugó 145 encuentros y marcó 41 tantos. Fue capitán y vivió dos etapas. La primera, hasta 2015, cuando, ensombrecido por un supuesto amaño de partidos que finalmente quedó en agua de borrajas, se fue Al Rayyan de Qatar: 27 goles en 49 partidos. Y, después, volvió al Espanyol para vivir la clasificación europea.
Ahí en Sergio García la sensación de que tenía calidad para vivir una mejor carrera, especialmente antes de recalar en el Espanyol. Pero el delantero ha dejado huella, fue un clásico y advierte que esto es solo un punto y aparte. “Bien seguro el balón seguirá rodando cerca de mí. Hasta pronto”.