Meritorios del gol en Butarque
Mientras el Leganés busca un delantero en el mercado, Diego García y Manu Garrido tratan de convencer a Garitano para quedarse. El retorno de Sabin a la banda les ayuda.
El Leganés busca un delantero centro. El deseado, Miguel de la Fuente, está lejos de un retorno a Butarque que al sur de la capital intuyen casi como imposible. Toca sondear alternativas mientras el tiempo sonríe a los de casa. Meritorios como Manu Garrido o Diego García suman ya dos semanas y media de preparación sin competencia a la vista y con la ilusión creciente de poder convencer a Garitano de que uno de los huecos que debería ocupar un ‘9’ podría ser para uno de los dos.
El club alimenta su esperanza deslizando que, mientras no se cierren las opciones para el ataque, tanto uno como otro podrán quedarse si se lo ganan en el campo. En ello andan. Deslizan en el seno del vestuario que los chavales, enchufados como pocos, andan desatados en la competencia del gol. Cada vez que pueden demostrar la pólvora de sus botas, lo intentan ilusionados por esa opción de continuar.
Cierto es que por ahora sólo la han podido demostrar en entrenamientos, y no demasiados. Los positivos por COVID-19 han obligado al cuerpo técnico a preparar más sesiones físicas que tácticas en un trabajo fundamentalmente individual. Tampoco se han jugado partidos. El del debut, proyectado para ayer a la tarde ante el Talavera se suspendió. Una oportunidad menos. No importa, repiten los chicos, que miran a la pizarra de algunas de estas sesiones también con cierta ilusión.
Cambio de sistema y Sabin a la banda
Sucede que en algunos de estos ejercicios, el Leganés se está desplegando con un 4-4-2 y no con un 4-2-3-1. Esto es, con más espacios para jugar con varios delanteros. Cierto es que Garitano abraza con devoción el segundo sistema, pero abrir el abanico táctico alimenta también las opciones de los chavales, que además ven como el teórico único ‘9’ de la plantilla ejerce orillado.
Sabin Merino es noticia en estas primeras sesiones por ejercer tirado a la banda izquierda, y no como teórico ariete, un puesto en el que se siente más cómodo. Pese a ello, y sin excesos de hombres por los extremos, el Lega usa al de Urdúliz como jugador de desborde, posición en la que reduce la presión y la competencia para Manu y Diego. La conclusión es que uno y otro son los únicos delanteros y batallan entre sí para atraer la atención de los técnicos. Por convencer a Garitano de que pueden quedarse entre los mayores.
Dos caminos diferentes
Lo hacen desde perspectivas diferentes. Diego García, por ejemplo, no es nuevo para un Garitano que lo usó en los entrenos del tramo final de la pasada temporada. Acudió convocado a seis partidos y disputó tres. Ante Logroñés y Málaga de forma testimonial. En la vuelta del playoff contra el Rayo Vallecano tuvo 15 minutos con los que buscó el milagro de una remontada inalcanzable.
Manu Garrido brilló en lo poco que jugó en Primera con los pepineros (cuatro partidos, dos titularidades ante Athletic y Real Madrid), pero no le dio para quedarse en la hiperpoblada plantilla blanquiazul del curso pasado, ésa que contaba con cinco arietes. En el exilio del Hércules sólo hizo dos goles en once partidos. Garitano no lo ha tenido bajo su mando hasta este verano.
El miércoles, ante el Rayo Majadahonda, en la ID Butarque (19:00), se verá si alguno de los dos parte con ventaja en el once y si, efectivamente, Garitano repite con Sabin Merino en la banda como plan de partida para un arranque de temporada en el que por ahora no hay fichaje para ejercer en punta. Una búsqueda infructuosa que sonríe a los meritorios del Leganés, arietes esperanzados para quedarse en el primer equipo.