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Víctor Gómez, contra su destino

El 'chico prodigio' del Espanyol trata de rebelarse ante una cesión segura con minutos como los del debut, con Óscar Gil en los Juegos y Miguelón saliendo de lesión.

Víctor Gómez, jugador del Espanyol.
PACO RODRIGUEZDIARIO AS

A los 18 años, y sin haber siquiera debutado con el primer equipo, ya era Víctor Gómez campeón de Europa, de los Juegos del Mediterráneo y subcampeón del Mundo con las categorías inferiores de la Selección española. Y había renovado hasta 2025 con el Espanyol, el club en el que aterrizó siendo benjamín. Han pasado tres años desde que se firmó aquel contrato por siete temporadas, el 3 de agosto de 2018, y el lateral diestro ha pasado de ser una de las grandes e indudables perlas de la cantera perica a un interrogante enorme. Solo él puede rebelarse ante su destino.

Tras consumar una cesión en el Mirandés que le convirtió en uno de los mejores jugadores en su posición de la Segunda División la temporada pasada –participó en 38 de los 40 partidos que podía jugar, debido a la llamada cláusula del miedo, e incluso anotó un gol y brindó cuatro–, el retorno de Gómez se presentaba (y presenta) a priori como un camino de ida y vuelta hacia otro préstamo, habida cuenta de que las opiniones de Vicente Moreno, entrenador, y Francisco Joaquín Pérez Rufete, director deportivo, no han variado sobre los candidatos para la banda derecha: Miguelón Llambrich –que ya es perico en propiedad– y Óscar Gil.

De hecho, lo más normal sería que el canterano llevara ya semanas instalado en el Real Zaragoza, cuyo responsable técnico, Miguel Torrecilla, insistió al inicio del mercado de fichajes al Espanyol sobre su interés en incorporarlo. Pero la situación del club blanquillo –inmerso en un cambio de propietario– impidió seguramente dar el último paso para cumplir con el requisito que pedían desde el Espanyol: que se hicieran cargo de toda su ficha. Eso no sucedió y Gómez inició la pretemporada vestido de blanquiazul. Y con el primer equipo, del que es jugador por contrato –fruto de aquella renovación de 2018– desde hace un año.

Aunque los clubes que preguntan por su situación se siguen sucediendo, y pese a que su sintonía con el Espanyol es mejorable, Víctor Gómez cuenta ante sí con una gran oportunidad, quién sabe si la única, para burlar a su propio destino. En el debut del conjunto, este miércoles ante Las Palmas, partió como titular y entabló una buena sociedad en su carril con Adrián Embarba, por donde llegó el mayor peligro de los pericos en todo el partido. En el descanso fue sustituido por Miguelón Llambrich.

Precisamente regresaba el alicantino a los terrenos de juego tras cinco meses lesionado, por la rotura del recto anterior que sufrió el pasado 14 de febrero ante el Mallorca. Ese factor externo, una reinserción paulatina al ritmo de competición tras una larga dolencia, unido a otro, la ausencia de un Óscar Gil que se encuentra seleccionado para los Juegos Olímpicos –aunque fue descartado en el debut del jueves, frente a Egipto, igual que el también perico Javi Puado– se pueden confabular a favor de un Víctor Gómez que se aferra a sus opciones de quedarse, si es que las tiene.

Miguelón jugó ante Las Palmas sus primeros minutos en cinco meses.
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Miguelón jugó ante Las Palmas sus primeros minutos en cinco meses.Carlos MiraRCDE

Porque el lateral diestro se ha convertido en una demarcación superpoblada. Además de Miguelón, Gil y el propio Víctor, cuenta el Espanyol en Marbella con Omar El Hilali, quien ya tuvo minutos a finales de la pasada campaña precisamente cuando ninguno de los dos primeros estaba disponible. Incluso Jofre Carreras, quien también se encuentra en la estadía de la Costa del Sol tras superar otra vasta lesión, puede desempeñarse atrás, pese a ser un extremo. Y por si esto fuera poco, desde el filial aprieta Rubén Sánchez, aunque su destino parece ligado a una cesión –se le ha vinculado al Castellón, de Primera RFEF– para foguearse.

Ahora cabe deshojar la margarita hasta conocer si el porvenir de Víctor Gómez está fuera o dentro de un Espanyol que lo ha visto crecer y explotar, que lo convirtió en titular indiscutible con Pablo Machín, hace dos temporadas, para pasar al anonimato con Abelardo Fernández y recuperar minutos precisamente cuando asumió las riendas del banquillo Rufete, hoy uno de los custodios de las llaves que desbloquearán la carrera del canterano.