Espanyol, Bodas de Oro y llanto
El histórico equipo femenino perico, campeón de seis Copas de la Reina y de una Liga, de la que fue fundador, consuma su descenso matemático en su 50º aniversario.
Apenas dos meses después de haber conmemorado los 50 años desde su creación, el 21 de marzo de 1971 con un primer partido ante un abarrotado Sarrià, consuma este domingo el Espanyol Femenino el que muy probablemente sea el más fatídico capítulo de su historia deportiva: el descenso de Primera a Reto Iberdrola, o lo que es lo mismo, la Segunda División. Unas bodas de oro que han derivado en llanto.
Dos jornadas restan todavía para el final de la competición, pero las blanquiazules –con 24 puntos– ya no pueden alcanzar ni superar matemáticamente al Eibar ni al Rayo Vallecano, que han sentenciado el descenso al situarse este domingo a nueve puntos a falta de seis en juego, fruto de las 20 derrotas, seis empates y seis victorias pericas en 32 partidos. Y de sus 27 goles a favor y hasta 65 en contra. Un balance desolador que ni siquiera ha evitado el Espanyol después de que la advertencia de la pasada temporada, cuando llegó como colista a la pandemia y solo la anulación de los descensos por parte de la Federación Española le salvó de la quema.
La historia del descenso es, obviamente, la de los directores de orquesta de este último curso –Raquel Cabezón como responsable del fútbol femenino y Rubén Casado en el cargo de entrenador del Femenino A–, pero también de quienes les precediero. De las jugadoras. Y de las altas esferas del club, al no reforzar al nivel más óptimo una plantilla que se debilitaba en un entorno cada vez más competitivo y profesionalizado. “Solo podemos pedir disculpas, decir que no hemos estado a la altura”, resumía el técnico tras la derrota del sábado ante el Atlético de Madrid (4-1), que convertía en virtual la caída a los infiernos.
El objetivo a partir de este momento no puede ser otro, como ya sucedió hace un curso con el primer equipo masculino, que el de regresar a la elite en solo un año. Para volver donde le corresponde a un equipo que no hace ni una década, en 2012, estaba conquistando la última de sus seis Copas de la Reina. Y que tiene en su haber una Liga, la de 2006, que se celebró a lo grande, ante miles de aficionados, en la Plaça Sant Jaume. Un club fundador de la Primera División, el que más partidos llevaba junto al Levante, que cae en el momento más simbólico e inoportuno de su larga andadura.