Vallecas deja a Garitano por primera vez en entredicho
El perfil defensivo del once, lo conservador del primer cambio y la falta de reacción le han valido fuertes críticas. Jamás le había sucedido en Leganés.
La cámara lo buscaba. En cada gol del Rayo Vallecano la realización del partido se iba directamente a la banqueta visitante. Al gesto de Asier Garitano. Serio. Pétreo. Afligido por un dolor que iba por dentro. Así compareció luego en una sala de prensa en la que trató de insuflar ánimos pensando en la remontada, ésa que, después de un 3-0, suena utópica. Como si el sentido común la hiciera inverosímil. Atracón de realidad que ha puesto en una posición complicada al entrenador de Bergara. Es la primera vez que está en entredicho al sur de la capital.
Su puesto no peligra, ni mucho menos. Pero al hombre milagro del Leganés, el encargado de gestar, asentar e impulsar los años más gloriosos en la historia de los pepineros, se le discute. Quizá porque el fútbol es un presente constante. Quizá porque el listón de la exigencia se ha elevado después de que él mismo encumbrara su obra en Primera División.
Un estilo demasiado defensivo
El perfil defensivo y la carencia de actitud ofensiva para asaltar Vallecas son los mayores pecados que le colocan en su mochila. Crítica que de corte evolutivo y que comenzó, desde la alineación, hasta la gestión del partido. En la primera sorprendieron dos nombres: Juan Muñoz y Perea. Muñoz jugó tras su aplaudido partido en Zaragoza. Un doblete (que pudo ser hat-trick) que le abrió merecidamente las puertas de la alineación en lugar de Javi Eraso.
Sucede que, para compensar la ausencia de un hombre tácticamente trabajador como el navarro, Garitano apostó en el doble pivote por la presencia de Luis Perea y no por Rubén Pardo. El primero es mucho más defensivo que el segundo, además de haber ofrecido un rendimiento alejado de lo que de él se esperaba. Excepción mediante del duelo precisamente de La Romareda, Perea no había jugado desde que fue titular en Mallorca (1 de abril) precisamente por ese bajo rendimiento.
Su actuación desafortunada (sólo 14 pases, 8 buenos, 7 faltas cometidas) confirmó el augurio ante el que Garitano no tuvo cintura. El primer cambio del encuentro no fue el de Alcalá de Henares, sino el de Javi Eraso por Juan Muñoz. Un mediocampista por un delantero. Mensaje conservador que llegó en el 67’, justo cuando el Rayo ya amenazaba las inmediaciones de Riesgo. El Leganés no buscó hacer daño a su rival y rondar un gol que habría sido salvador, sino evitar el tanto de los franjirojos. Falló.
Sin reacción en los cambios
Pese al 1-0, el de Bergara tampoco movió el banquillo y sólo lo hizo con 2-0 en contra, cuando, ahí sí, sacó a su artillería, aunque no al completa. Borja Bastón no emergió hasta el 85’, cuando suplió al desdibujado Perea. Para entonces el Leganés ya era un equipo roto, sin impulso ni plan claro que sufrió el 3-0 ya en el tiempo añadido, para desgracia de un Garitano al que señalan las miradas.
“Yo siempre me considero responsable de todo, y más de una derrota como ésta”, comentó en sala de prensa sabedor de que habría críticas. Las de los aficionados (sobre todo a través de redes sociales) fueron persistentes y abundantes. También ha en emergido en la prensa e incluso en el seno del club y el vestuario, sabedores de que el intento de controlar la eliminatoria por la vía del plan blindado (no encajar) hizo aguas en el peor momento de la temporada. El que le puede costar un ascenso, salvo que el domingo Butarque albergue un milagro de esos en los que antes Garitano siempre fue su mesías.