El sorteo unió otra vez a España con la URSS

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El sorteo unió otra vez a España con la URSS

Euro 72 - El fútbol español ante la Eurocopa

El sorteo unió otra vez a España con la URSS

José Luis Costa asistió en Roma al sorteo que incluyó a España en el Grupo IV con la Unión Soviética, Irlanda del Norte y Chipre. Había nombrado seleccionador nacional a Ladislao Kubala después del gran fracaso que representó no estar en la fase final del Mundial mexicano. Sin embargo Costa no vería desde la poltrona presidencial el desenlace de este torneo. El escándalo que desató el error arbitral de Guruceta en un Barça - Real Madrid le obligaría a presentar la dimisión de su cargo.

El Camp Nou cubierto de almohadillas gracias al error de Guruceta. Las consecuencias afectaron a las instituciones políticas.

El grave error de Emilio Guruceta en el Camp Nou provocó un escándalo de altos vuelos. La noche del 6 de junio de 1970 se jugaba el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa entre el Barcelona y el Madrid. La ventaja obtenida por los blancos en el Bernabéu (2-0), la había reducido un gol de Rexach y los azulgrana estaban volcados sobre la puerta de Junquera. Discurría el minuto sesenta cuando una escapada de Velázquez fue frenada irregularmente por Rifé un par de metros antes de penetrar en el área. Ante la sorpresa y consiguiente indignación culé, el árbitro guipuzcoano señaló el punto de penalti. Empató Amancio y los irónicos aplausos de Eladio al colegiado fueron sancionados con su expulsión. El césped se cubrió de almohadillas y el partido continuó con frecuentes interrupciones hasta que Guruceta lo suspendió definitivamente a falta de varios minutos para cumplirse los noventa reglamentarios. El fallo del Comité de Competición, presidido por Felipe Ruiz de Velasco, no satisfizo a nadie. Seis meses de suspensión a Guruceta, dar el partido por finalizado con empate a un gol, dos partidos de sanción a Eladio y multa de 90.000 pesetas al Barça con apercibimiento de cierre del campo en caso de repetirse hechos similares.

Las adhesiones de unos y las críticas de otros a las sanciones adoptadas, provocaron un terremoto a pesar de la censura imperante. El presidente del Comité de Árbitros, el madridista José Plaza, fue el primero en presentar su dimisión. Con la boca chica, porque poco después retornaría al cargo en el que se mantuvo durante otra veintena de años.


José Luis Pérez Payá

Fue nombrado presidente de la Federación Española el 19 de septiembre de 1970 para cubrir la baja del dimitido José Luis Costa. Había sido jugador de la Real Sociedad, Atlético de Madrid y Real Madrid. Era, por tanto, un hombre del fútbol.


Se rumoreó que Samaranch había sido destituido. José Luis Costa, presidente de la Federación, declaraba que Guruceta había sido sancionado por órdenes de arriba, es decir, de Samaranch. Este se tapaba manifestando que había cumplido órdenes de su ministro, Torcuato Fernández Miranda, socio de honor del Barça. El hábil maniobrero que era Torcuato se cargó a Samaranch y provocó la dimisión de Costa. Ante la sorpresa general Fernández Miranda nombró nuevo Delegado Nacional de Deportes a Juan Gich y Bech de Careda ¡el gerente del Barcelona! Pronto se disiparon los rumores sobre el nuevo presidente federativo. Ni Pedro Roig, ni De Miguel, ni Pablo Porta; el designado fue José Luis Pérez Payá.

Relevo político - deportivo

Ante el retrato de José Antonio, fundador de Falange Española, Juan Antonio Samaranch entrega el testigo de Delegado Nacional de Educación Física y Deportes a su sucesor en el cargo Juan Gich y Bech de Careda. El gerundense había ocupado diversos puestos en el Barcelona desde 1955 y desde 1968 era el gerente del club azulgrana. Desde su puesto de Delegado Nacional fue determinante para conceder unas subvenciones que permitieron construir el Palau Blaugrana y el Palau de Gel, joyas del patrimonio del club barcelonista.

 

Nacido en Alcoy el 28 de marzo de 1928, había actuado en el Alcoyano antes de trasladarse a Deusto para estudiar la carrera de Derecho. Lo aprovechó para jugar en el Baracaldo y Real Sociedad bajo el apelativo de José Luis. En 1950, con ficha de amateur, ingresó en el Club Atlético de Madrid con el que ganó el Campeonato de Liga y, sorprendentemente, el año 1953 cruzó de acera firmando como profesional por el club de Chamartín. Durante tres temporadas vistió la blanca camiseta del Real Madrid con la que conquistó dos Campeonatos de Liga, una Copa Latina y la primera de las Copas de Europa, así como hizo méritos para figurar en la Selección en dos ocasiones.

El nuevo presidente confirmó en su cargo al seleccionador Ladislao Kubala, que había sido nombrado por José Luis Costa tras la desastrosa campaña que había impedido a la selección española estar en el Mundial mexicano de 1970.

En medio de la crisis, el eslovaco-húngaro-español se había cubierto las espaldas manifestando yo soy un funcionario de la Federación que tiene un contrato y pienso cumplirlo.


El nuevo seleccionador

László Kubala nació en Budapest el 10 de junio de 1927. Había sido futbolista en Ganz, Ferencvaros, Slovan de Bratislava, Vasas de Budapest, Pro Patria de Milán, Barcelona y Español. En 1948, después de haber sido internacional checo y húngaro, abandonó su país natal para huir a occidente. Triunfó en el Barça y tras su retirada ejerció de entrenador sin mucha fortuna. Desde 1970 a 1980 fue seleccionador de España.


Había que preparar el primer partido de la próxima Eurocopa. Estaba fijado el 11 de noviembre en Sevilla y con Irlanda del Norte como adversario. Como de costumbre no había facilidades de fechas para probaturas y Kubala sólo dispuso del 28 de octubre para ensayar su equipo en Zaragoza frente a Grecia. Con una delantera de lujo - Amancio, Luis, Gárate, Marcial y Rexach - y las sorpresas de Sol como defensa central y Uriarte en la izquierda de la zaga, se derrotó por la mínima (2-1) a los helenos y el técnico no quedó satisfecho de la actuación de sus hombres porque dos semanas más tarde modificó la alineación en seis de los puestos iniciales. Más del cincuenta por ciento del equipo. En realidad, tampoco Kubala tenía claro quiénes y cómo debían jugar.

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